Púrpura Oscuro

Y es así tu susurro cristalino,
en mis praderas de pampas solitarias,
que va escondiendo mi futuro peregrino,
huyendo lejos de mi pasado y sus plegarias.

Hoy tu sonrisa es una herida en la tristeza,
y ya tus manos van asidas de un cordel,
es tan insípida la comida de la mesa,
que la tragamos tan solo con desdén.

Si nos miramos el odio dice presente,
ya los fantasmas han hecho sus maletas,
en esta casa los reflejos están ausentes,
todo es negro, aunque las luces se prendan.

Cada palabra que nos decimos sabe a insulto,
irremediablemente vivimos a la defensiva,
es que lo nuestro es vivir juntos solo por gusto,
de lastimarnos y echar sal en las heridas.

El humillarnos ante terceros nos divierte,
somos mediocres que damos pena ajena,
tienen que oír cosas que ni les concierne,
ante sus ojos, somos cosas lastimeras.

Y cual Damocles con la espada en la cabeza,
es nuestro amor el que ha perdido en esta historia,
ya ni recuerdo en que momento empezó esta guerra,
pero es que al verte, cual Aqueo, quiero ver arder Troya.

¿Fue mi machismo tu despertar cual Amazonas?
¿O fue quizás el criticar cada una de tus arrugas?
Fui un animal que te quería marcar su zona,
que jamás pudo alabar tu hermosura.

Me conformé teniéndote cual muñeca,
de escaparate que sirve para admirarla,
la relación justo en la base quedó hueca,
y la pasión en cada paso fue a derramarla.

¿Fue tu claro interés por mi dinero?
¿O fue quizás que me amaste tan poco?
Cuando lo tuyo era tan puro y sincero,
no fui capaz de encerrarme en tus ojos.

Y fue quizás que decidiste darte la vida,
maté tu amor, tus ilusiones y el deseo,
¿Que clase de obsesión tan corrompida,
es la que nos obliga a vivir bajo el mismo techo?

Pero yo sé que bajo todo ese manto malvado,
los dos sentimos todavía algo por el otro,
y no podemos irnos cada uno por su lado,
y nos quedamos aunque todo se haya roto.

Hoy en la mesa me dijiste que apestaba,
que me de un baño, porque venían los niños,
no sé de donde te dije lo bella que estabas,
y tú lanzaste todos los platos al piso.

- Te lo prohíbo, no me hables con aprecio
y unas perlas recorren por tus mejillas,
- Estoy cansado de que seamos tan necios
digo arrojando a un lado la silla.

Aquí en la casa reina la crueldad absurda,
ten piedad de la poca dignidad que queda,
ya estoy cansado de ser parte de tu burla,
y de ofenderte todas las veces que pueda.

Y te beso con todo el impulso contenido,
forcejeas y te aferras en mis cabellos,
tú te sueltas y cual oso aguerrido,
de un golpe me envías al suelo.

Nuestros hijos han visto todo de palco,
solo escucho gritos de todos los frentes,
me levanto derrotado y voy cabizbajo,
todo es púrpura para mí de repente.

Cierro la puerta y entre mis lágrimas hay angustia,
a esta edad, estos momentos fuertes te hacen trizas,
no culpo a nadie, uno recibe el golpe que busca,
y a veces el fénix se hunde en sus propias cenizas.

Un cosquilleo recorre mi brazo izquierdo
con ansiedad ante el mareo, náuseas y fatiga
transpiro tanto que tengo mojado todo el cuerpo
afuera gritan, forcejean y giran la perilla.

Había cerrado al entrar con llave la puerta
la escucho a ella: Abre por favor amor, ¡Arturo!
y al entrar, encontrarán solo a una persona muerta
sonriendo, feliz, más que nadie en el mundo.

Y así quedó mi pradera tan desierta
alumbrada, por faroles de púrpura oscuro.

 

Dolorosa escena querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy