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Psicosis

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Old Soul, 19 de Junio de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 262

  1. Old Soul

    Old Soul Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    2 de Septiembre de 2011
    Mensajes:
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    573
    Todos están compinchados.
    Mira esa chica me ha mirado
    para después ponerse las gafas de sol,
    me está vigilando.
    ¿Cuál será su bando?
    La otra del otro lado
    está hablando muy alto,
    le gusto,
    me está llamando la atención,
    desea que le diga algo.
    Aquel se ha rascado la nariz,
    será la nueva seña,
    le saludaré levemente con la cabeza.
    Voy a moverme,
    a ver cuántos me siguen.
    Vienen tres,
    no, cuatro,
    también viene el del jersey.
    ¿Qué marcas lleva en él?
    Las he visto antes
    pero al revés.
    Significa que me escolta,
    que me va a proteger.
    Tomaré un café
    donde me atiende el dueño
    y siempre me dice señor,
    y eso sin decirle quién soy.
    Ni puedo decírselo,
    ni lo va a entender.
    Se me sienta al lado
    esa chica del tatuaje,
    con una amiga,
    la huelo,
    me sabe a inocencia.
    Su amiga la alerta,
    ella gira la cabeza,
    y me sonríe encantada.
    Me volteo,
    la misión es lo primero.
    Termino el café,
    siempre, la propina,
    y vuelvo a moverme.
    Cojo el coche,
    rumbo a la primera ciudad.
    Se me ha puesto delante
    un coche policial.
    Quieren que los siga.
    Me llevan a los muelles.
    Me para la policía portuaria.
    ¿A dónde va?
    ¡Pues a recoger un pasaje!
    Me dejan pasar,
    el coche policial me está esperando,
    continuo siguiéndoles.
    Me llevan a una calle sin salida,
    dan la vuelta,
    y se marchan.
    Se acabó el ensayo.
    Voy a una playa cercana.
    Hay un catamarán,
    serán los alemanes.
    Tiene todos los cristales negros...
    ¡Son los rusos!
    ¡He de correr!
    Corro entre rocas,
    caigo y me rompo un labio.
    Todos miran,
    estoy sangrando,
    pero la misión es lo primero,
    he de reportar el incidente
    con mi teléfono.
    Luego, cojeando,
    marcho a tomar un té.
    Todos callan, me han visto caer,
    me digo que todos tenemos,
    alguna vez,
    que perder.
    Cojo el coche de nuevo
    y voy al ambulatorio.
    Me esperan.
    Una joven doctora me pregunta.
    ¿Estabas solo?
    La mirada de la enfermera
    despeja toda duda
    de la necesidad de responder.
    Regreso a mi casa
    y, para mi sorpresa,
    la policía
    allí me está aguardando.
    Colaboro, aliviado.
    Seguro que me llevan
    a algún lugar
    donde alguien me está esperando
    para poderle decir
    quien soy
    y lo qué está pasando.



     
    #1
    Última modificación: 19 de Junio de 2015

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