Prisionero del cielo...

Juegos escandalosos,
de esos que no se nombran,
que se ven cruzando las esquinas
huyendo del alguacil.

Trocitos de abrigos huidos,
pegados a las puertas que cierran de espanto
Miedo a los calabazos,
a los azotes sin tregua.
Miedo tengo al dolor que me quema
a la perdida de la dignidad completa
¿que seré si me la quitan?
Sin ropa,
ensangrentado y
sin nombre
¿Qué seré?
Mas que un alma que sin voz pide clemencia.
Un trozo de carne putrefacta.
Que clama a la muerte como compañera.
¡No me dejes aquí, amada mía!
¡Llevame contigo y
nunca me regreses que esta tierra ya no es mía!
No viven ya mis amores,
mis recuerdos se han borrado y
mis risas se han teñido de luto.
No tiene nombre esta tierra,
ni decir a quien pertenece puedo

Han cortado,
la LIBERTAD de mi lengua
de mis dedos la mutilaron
de mi cuerpo la taladraron
mas de mi mente…
en mi mente se gestó con alas…

SHA

A David Martín, el prisionero del cielo...

 

Una poesía que sugiere una instante trágico, que deposita con su sentir un dolor grave e impotente en cada línea.
Ha sido un gusto poder leer este emotivo trabajo.
Saludos.
Darío.

 

Muy reflexivo tu poema sobre la foto de alta de libertad y el sufrimiento que conlleva. Me ha encantado leerte. Un abrazo amiga.

 

Magnífica entrega, estimada compañera. Es la libertad algo muy delicado, fácil de perder, incluso cuando pensamos ser los seres más libres, que lo somos, de la creación. La libertad, ese hacer lo que se debe porque se quiere. Recobrémosla a cada minuto.
Te envío mi abrazo con todo afecto.
Salvador.

 

Aunque está dedicada a un personaje ficticio, no deja dejan de ser reales estos momentos trágicos y de oscuridad...Hoy se siguen dando, aunque los alguaciles hayan cambiado de nombre y de uniforme...
Gracias Darío...Me alegra tu visita...
Un abrazo...

 

Tuve una especie de héroe en mi infancia...un exiliado, con el que me escribía con solo ocho o nueve años...Y siempre guarde las historias que me contaba en el corazón...
Gracias Paloma...
besos...

 

Salva, ya sabes como aprecio tus comentarios...Siempre llenan un gran espacio...
Muchas gracias querido amigo.
Si, sobre todo cuando algunos se creen con el derecho de quitártela con cadenas invisibles...
Un abrazo, Sir Salvador de Lesmo

 

Denostada lucha de infelicidad, un germen que alimenta aún las calles donde caminamos sin ruborizarse. Gran mensaje para hacer una profunda reflexión si se desea y se tiene el espíritu combativo.
Arden las entrañas y al rato se refrenan pero no deja impasible al lector.
Un abrazo amiga.

 

Gracias Teo. Un placer leerte entre mis letras.
Un abrazo .