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Poemas que nacen de una lágrima de fuego

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por Rosa Reeder, 30 de Septiembre de 2025 a las 2:07 PM. Respuestas: 0 | Visitas: 43

  1. Rosa Reeder

    Rosa Reeder Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Mujer
    En la madrugada donde los relojes sueñan,

    una lágrima de fuego se desprende del cielo,

    y cae como un verso ardiente

    sobre el río callado de la memoria.


    Ese llanto incandescente abre grietas en la piel del tiempo,

    y de ellas brotan poemas que no saben de palabras,

    sino de caracolas de luz

    y de mapas escritos en huesos invisibles.


    Cada verso es un espejo roto,

    cada metáfora, un puente hacia la aurora

    donde las sombras caminan desnudas

    y los ecos se arrodillan ante la luna.


    Hay ciudades dentro de esa lágrima,

    ciudades sin nombre donde las calles respiran,

    y los edificios suspiran como viejas canciones olvidadas.

    Allí, las flores son relojes líquidos

    y las piedras guardan sueños que nadie osa recordar.


    En su caída, la lágrima toca el alma de los silencios,

    y despierta un coro de voces antiguas

    que cuentan la memoria de los mundos

    que arden antes de nacer.


    Cada palabra escrita se convierte en estrella,

    y cada estrella es un poema perdido

    que busca refugio en la fragua del infinito.


    Y cuando la lágrima llega al fondo del río,

    el río se convierte en fuego líquido,

    y arde con una música tan antigua

    que incluso el silencio se inclina para escuchar.


    Entonces comprendes que no son versos los que nacen,

    sino mundos enteros,

    y que la lágrima no es fuego ni agua,

    sino el último latido del alma antes de renacer.


    Y allí, entre cenizas y luciérnagas,

    se escribe el último poema:

    uno que no se lee,

    sino que se vive,

    uno que no termina…

    porque es la eternidad encarnada en una lágrima.


    Rosa María Reeder
    Derechos Reservados
     
    #1
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