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Para usté.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Gabriel_saia, 11 de Diciembre de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 394

  1. Gabriel_saia

    Gabriel_saia Poeta recién llegado

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    Todas las odas/
    Son o serán elegías.

    (Enciendo la voz de locutor, mientras se mencionan algunas necedades)

    De entre las personas que prestan aquiescencia, seguramente tú no te encuentras.
    ¿Querés que deje mis gotas de transpiración sobre la hoja que me mira asustada? ¿Querés que se me caiga alguna ceniza rota que ya no sé si es del cigarro que tengo en la boca, o del pulmón, o el corazón mismo que se cae a pedazos? ¿¡Qué carajos importa!?

    Si las persianas no pueden retenerme, soy muy silencioso para los pasillos oscuros y los escalones que crujen blandos debajo de mis alpargatas que changletean, tengo mucha juventud como para malgastar y los ojos casi empapados y el borde de la terraza que se mueve mucho –algo aterrador y seductor a la vez-. Y, ¿a quién le va a importar este escrito? El arte ya está muerto; se ha convertido en una pieza de museo, enmudeció. Se ha colmado de nosotros y nosotros de él. El arte que tanto queríamos se ha callado, no ha podido mencionar palabra alguna desde tu partida; por contrario, las gotas que antes eran sangre, ahora son arte. Arte callado. Las simples caminatas y las charlas de “apoyo moral” están más cerca de nuestro concepto de arte que cualquier otra cosa que hayamos hecho con nuestras simples vidas. A fin de cuentas, somos dos seres corrientes –o tres, o cuatro, cinco, tal vez más-; pero, mientras más somos, más me llegan esas dudas impuntuales: ¿a quién le tengo que contar estas cosas? ¿De parte de quién tengo que esperar una respuesta que atine a mantenerme de pié y con los brazos bien en alto? Siento que esas preguntas han perdido cierto valor. Sólo me queda mi soledad ficticia, pues como sabés tengo amigos. Me quedan un par de palabras. Me queda algo de tinta en el tintero. Me quedan esas pestañas que tanto me divierte curvar con saliva. Me quedan los pasillos oscuros. Me quedan las terrazas vacías y la Luna de adorno onírico. Me quedan unos cigarros y una pava de agua para el mate. Me quedan los sentidos. Me queda aquel poema que escribí alguna vez, “Elegía al orgullo de un poeta”, lo escribí cuando me sentía poeta y cuando aún pensaba que matar mi orgullo era la salida que me proponías en pos de disfrutar la pureza de dos personalidades encontradas armónicamente. Me quedan tantas cosas nuestras, hijos abandonados.

    Por sobre todas las cosas, me queda aquello que me regalaste: la enseñanza.

    Me enseñaste que el encuentro más furtivo que tenemos es el encuentro con la realidad. Pues, yo ya sé lo que estás haciendo ahora y es lo mismo; ahora seguramente estarás hablando con un tipo de inteligencia dudosa y gustos ambivalentes. Lo que cambia en realidad son las cosas del contenido, lo sustancial, pues formalmente estoy seguro que será la misma basura que en el comienzo nos encantaba y entretenía. Estoy seguro.

    ¿Qué cambia en definitiva? ¿Cambiará el medio? Puedo darme una idea un tanto gráfica de aquello que en realidad sientes. ¿Cambiarán los motivos? No hay motivos, Motivos. Pues entonces, ¿qué carajos es eso que está cambiando?

    No importa todo eso, por lo menos no parece importarle mucho al borde de la terraza que me sigue mirando. Yo no sé si responderle. A veces, la mayor tentación que recibimos proviene de las cosas que no figurarán jamás en nuestras vidas.

    Me hizo conocer el fin de las horas. Me hiciste caer en la cuenta de que los mejores cuentos no son aquellos que escribiste. ¿Cuándo escribirás un nuevo abismo?

    Te tengo unos versitos, sólo para vos:

    Y flotar en el aire/ plagado de maleficios inmundos/ para sentir que el puerto/ donde habías encallado/ ya no es –ni será- el mismo./ Y que aquel edén,/bello campo Elíseo,/ se ha convertido en prisión;/ mundo tomentoso despojado de paraíso.

    Y al final, es increíble cómo la caída aparenta ser vuelo por unos instantes.

    Gabriel A. Saia​
     
    #1
    Última modificación: 11 de Diciembre de 2012

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