No te escapes que te quiero, dinero (Letrilla satírica)

Sea moneda o billete
es siempre gran maravilla,
siempre con su luz que brilla
que en el bolsillo se mete.
Por cualquier lugar,tú vete,
que no hay dios más verdadero,
no te escapes que te quiero,
dinero.


¡Quién pudiera tener ciento
que el bolsillo reventara,
una industria que no para
de traer este elemento!
Así no acaba el contento
del que tiene más que un cero,
no te escapes que te quiero,
dinero.


¡Quién en su cuenta corriente
pudiera tener a hartarse,
y a los cielos elevarse
como se eleva el pudiente!
Y así tener una fuente
del metal más duradero,
no te escapes que te quiero,
dinero.


Pues es tanto su poder,
que al amor se pone tasa
cuando por oro se casa
un hombre y una mujer.
Con esto se puede ver
que Cupido no es severo,
no te escapes que te quiero,
dinero.


Así rezan descendencias
no por salud, si por muerte,
pues este dama trae suerte
a las enormes herencias.
Así hay pocas diferencias
entre el primer y el postrero,
no te escapes que te quiero,
dinero.


¿Qué humano no cambiaría,
una silla por un banco?
Pues ya quisiera ser manco
si la mano llena habría.
Así de noche y de día
hiciese de tesorero,
no te escapes que te quiero,
dinero.

 

Que buen escrito.
Bastante realista, y a la vez critico...
Me encanta esa débil forma de burla, ademas que tocas algo muy cierto: todos, por mas que lo neguemos queremos a manos llenas dinero...
felicitaciones. Estrellas.

 

Bien labrada esta entrega con tinte reflexivo al final de todo....Desde que el mundo es mundo todo tiene valor, desde el trueque, pasando a la acuñación de la moneda..y el hombre siempre en la búsqueda del confort quiere sus bolsillos bien apertrechados para dárselos con gusto, más con este consumismo de los que somos presa fácil...

Un gusto inmenso recorrer tus letrillas...
Un abrazo y estrellas a tu cielo..
Camelia

 

Muchas gracias por tu comentario.

 

Ingeniosas letrillas, David. Me han encantado. Un abrazo.

 

Gracias, pero hasta las palabras más gratificantes hay que oírlas con mesura, no me puedo comparar con Quevedo ni queriendo.
Y un abrazo.

 

Muchas gracias, Camelia, un placer verte por esta letrilla.

 

Gracias, Maramín, no sé lo de la última estrofa, pero me pondré manos a la obra.

 

Un placer verte por estos lares, Carmela,
otro abrazo.