No lo afronto

En estos días que pasan inadvertidos,
uso mis sentidos para buscar amor.
No siempre lo encuentro, pero es divertido,
estar perdido en un mundo lleno de temor.

El dolor es agobiante cuando inunda tu cabeza,
ahoga tus castillos y un fontanero salva a tu princesa.
Tú quedas en la cama, tirado e inservible,
tanto como la biblia y un dios invisible.

Mientras tanto puedes dormir un poco,
para soñar y viajar a donde no te toman como loco.
Después despertar y darte cuenta que estas en otra época,
y la genta ahora se come a emoticones, y no besos en la boca.

Yo desde aquí estando lejos de ti,
te envió mis besos y un par de murmullos.
No existe muralla en este mundo,
que pueda parar mis versos, ¡tan tuyos!

Como lo es mi boca, mi espalda y mi piel,
cada letra que escribo sobre papel,
es un centímetro menos en tu falda.

Me encanta el brillo de tus ojos como esmeraldas,
desde siempre y para siempre te seré fiel,
tu corazón es como una celda sin barrotes.

Yo soy preso de tu hermosura,
de tu cadera, tu cintura.
Yo soy delincuente entre tus pechos,
en tus pisos y tus techos.

Yo que tanto desearía comerte lento,
me apresuro y no te encuentro.
Pues el arte esfuma cada segundo
y sé que como tú no hay otra en el mundo.

Sensual y sencillamente sexy,
apareces casual frente a mi casa y en taxi.
Elevas hasta el máximo a mi imaginación,
pues en tu presentación has tenido éxito.

Me excitó tu caminar y tu mirada,
tu entrada al mar sin nada
y nadar conmigo sobre la almohada.

La cama se movía constantemente,
yo impaciente te devoraba.
Mi mente alcanzaba el éxtasis mental
y como un animal la alimentaba.

Mis deseos ordenes en tu fachada,
nosotros tan calientes como lava.
Esto no se acaba,
los dos en el mundo del nunca jamás.

Mientras me despierto
tendido y mojado,
solo y olvidado,
en una cama incomoda.

No sé qué paso,
de momento estoy agitado,
recordado el pasado,
de una verdad antípoda.

No quiero seguir así,
voy a por ti.
No importa si llego hasta el final.

Eso que soñé,
la noche de ayer,
me dejó un hueco en mi caja torácica.

Te extraño tanto,
me siento tonto.
Cada día te canto,
sé que no me escuchas,
pero no lo afronto.​