No decimos jamás.

A veces te creí acompañandome
en las rosas que florecen en el jardin
que te dediqué en la cima de mi vida.
Flores de miles,
flores sublimes.

Sentía que de verdad estabas conmigo
en el perfume de las rosas
y los colores de su margen
en mi inspiración,
y allí como por arte en la imaginación
te convertí en lo mejor
que puede desear cualquier ser,
el amor más profundo.

Hoy mis rosas nuevas
crecieron con las espinas en tu nombre.
Dolorosas penas que vinieron
cuando este amor
fue un grito entre los dos
sin tener voces.
Por eso te amé sin preguntar
por las espinas sin colores
y en medio de ellas
este corazón
que no oyes.


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bellas letras muy entregado, algunos errores por ahÍ, besos