Niña Guayanesa

En Caicara del Orinoco
yo te vi por primera vez
dando tus primeros pasos
de esa hermosa niñez
que fue pasando muy lenta
con espléndida candidez
dibujando tu semblante
con aquel estilo cortes
que has mantenido siempre
con ahínco y solidez
en el deber cotidiano
sin fijar ningún interés
porque tienes el alma llena
de cariño y sensatez
para que el tiempo te premie
de belleza y sencillez
ésta jubilosa noche
donde despides tu niñez
rodeada de tu familia
con armoniosa brillantez
para que esos quince años
te coronen de pulidez
y te vallas preparando
a recibir la madurez
para que todas las albas
te adornen de floridez
y no te llegue de sorpresa
esa temeraria vejez.

 

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Y, sí, el fin de la vida no es la muerte, la muerte es otra cosa, el fin de la vida es la vejez.

 

Hermosos versos muy brillantes, muy admirables.

 

Gracias, se aprecia mucho sus comentarios.

 

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