Nicolo y el diablo

Morador quizá de sombras,
un espectro que adquirió forma,
una de gárgola sombría y tenebrosa,
con la virtud de arrancar al violín
notas soberbias, obscuras, fantásticas...
soy tal vez una futura ánima
que ha resuelto su suerte desde antes,
con medio cuerpo ya en el averno,
al cual iré con un arco en la mano...

Soy Nicolo, el presente, el atemporal,
mis manos marfánicas estrujan,
con permiso del lucero matinal,
las cuerdas de este instrumento
y la psiquis del público atento.
He pagado el más alto precio
y obtuve a cambio el talento,
hay en mis venas algo más que sangre,
y a mi espalda hay más que una sombra.

No es tan sólo apellido y aspecto,
el rumor ya tú lo habrás oído,
el estuche que llevo conmigo
guarda más que papel pautado.

Mi violín no solamente suena,
lo que emite son como lamentos,
el azufre rodea toda estancia
en que se oiga una nota
parida por mi inspiración.

Soy hermano gemelo del tritono,
irreverencia y audacia he tenido,
a cambio de la perfección me he vendido,
y en los nuevos tiempos seré el mito...
el violinista rodeado de leyenda,
el misterio y la niebla en uno mismo...
Soy Nicolo, el otro discípulo,
empecemos tocando en menor.

 

Eres fan de Paganini por lo que veo. Bien , buen poema. Felicitaciones.