Mujer doliente

¿Qué demudó tu semblante,
amortajó tus cabellos,
espoleó tu aflicción
y quebrantó tus ensueños?

¿Quién a tu clara alegría
le puso un tirano freno
y en inaprensible polvo
volvió tus lindos deseos?

¿Pues no hiriote del Amor
el alado y pronto arquero
con una flecha colmada
de los jugos más selectos?

Ya no conoce el reposo
el latido de tu pecho,
ya no existe en tu pupila
ni bonanza ni sosiego,

y sólo bulle en tu mente
aquel vibrante recuerdo
de unos días, de unas horas
que al presente están muy lejos.

Huele, mientras un suspiro
hace arder tu blanco cuello,
las flores que quien impele
cada cual de tus desvelos

te entregase una tarde
con amable y franco gesto,
y llora, niña gentil,
su destino cruel y adverso.

Qué menos, si cuando joven,
garrido, bravo y apuesto,
la muerte se lo llevase
a un lugar sin tierra y cielo.

Mira ahora cómo sangran
cuantos te brindase besos,
y cómo el alma torturan
los que te ofreciese afectos.

Que de la felicidad
nace y mana el sufrimiento,
y se alimenta el dolor
del placer bondoso y tierno.​

 

me dejas un sentimiento de melancolia con tu profundo poema...tristes letras pero llenas de amor a la vez...esta estrofa...cuan sabia es...saludos amigo bello...

Que de la felicidad
nace y mana el sufrimiento,
y se alimenta el dolor
del placer bondoso y tierno.​

 

Es de esos poemas que, mientras los lees,te parece estar escuchando una agradable música de fondo,
cada uno de los versos son la fiel expresión de la tristeza que emana de un gran amor.
Bello trabajo,un gusto pasar por él.
Un beso.