Memorias de un cuerpo presente

Iniciemos desde sus lugares, posiciones de cada quien,
abran de sí para todos la caja de los recuerdos
ventilen las noches de gloria, también sus remedos
hagan que la pena valga el último viaje en nuestro tren.

Empiecen contando recuerdos de esa primera vez
cuando el camino de cada uno entrecruzado se vió
esas palabras primeras que la inocencia cedió
queriendo todos, entonces, a la soledad darle un revés.

Sigamos con las comparsas: sus sonidos y sus licores,
canciones de todos y para todos, matizadas en risas y llanto
cerveza, tequila, ron y agualoca; era unisono el canto
el gran pretexto: las bellas damas y sus perdidos amores.

Continuemos con venturosas y desdichadas memorias
de lisonjas en bares y calles de nuestra perpetua noche
también en plazas, túneles y catedrales hicimos derroche,
párvulas bagatelas corrían como el agua en las norias.

Hablemos ahora de los desencuentros y la primera partida
diferentes metales ya amalgamados: núcleo imperfecto,
la historia de siempre: mujeres, del núcleo, el defecto;
de los nuestros, uno, en nuevo horizonte al dolor daba salida.

Prosigamos, pues, con la historia que ya casi es hora
el turno es de los que se fueron en un de repente
como estrellitas, trofeos del niño, que caen de su frente
no eran momentos, era la vida del que se queda y añora.

Enterémonos: desde ese momento difunto ya era,
se le veía caminar y hasta hablar, ¡pero cuanta desgracia!
áquel último que le escuchaba creía aún en su falacia
hoy con nostalgia le aguarda, todavía con fe tan entera.

Debemos saber que en sus últimos días la soledad se bebió
él presentía... ya lo sabía, no se equivoquen, no era suicida,
soñó -gran soñador-, con una sonrisa a la muerte no dió la huida
con carcajada, honda y macabra, su alma por última vez estremeció.

Volvamos ya a nuestro último viaje: ceremonia de cuerpo presente
estar ajenos a esto imposible es, mírenle despidiéndose de sus dolores
ya nunca más ha de volver, rindámosle debidos... lúgubres honores
la herencia que ha legado son estas memorias, todas para su gente.

El último viaje del tren ya salió, todos nos hemos ido,
el cuerpo presente en el humo se va y el alma en el sílbido.

 

"..el cuerpo presente en el humo se va y el alma en el sílbido."

Espectacular cierre para tu bella composición. Me ha gustado mucho conocer tus letras. Un abrazo y mis estrellas.

 

Precioso, hermoso, una composición perfecta, muy bonito.

 

gracias roby por tu lectura y tu apreciable comentario. Saludos.

 

gracias por tomarse su tiempo maestro Lemoine para darme su comentario. Saludos.

 

Un poema magnífico Garnik. Intenso, sentido y muy bello,(...y un cierre sublime). Mi sincera felicitación. Un saludo.

 

Una vida entera esconden tus versos, es un poema de colección. Leerte fue casi visualizar una película donde yo mismo era el protagonista. Logras centrar totalmente al lector y lo que evocas tiene una lógica impactante. El cierre es genial también.
Abrazos y toda mi admiración.

 

gracias Libra8 por tu felicitación, tu comentario y sobre todo por tu tiempo para leer estas líneas. Saludos.

 

me dejas sin palabras prisionero al ver la manera en que has visualizado y vibrado atraves de esta historia, en verdad me honras con tan emotivas palabras al respecto, sólo me queda más que agradecerte sinceramente amigo. Saludos.

 

quizá valga la mía algún día, sublime poema, saludos

 

gracias Marián por tu reconocimiento, saludos.

 

Los versos largos y reflexivos conforman una poesía que parece traquear como un viaje en tren donde vamos montados observando la vida y oyendo ese silbido. Un poema original y muy agradable de leer. Un placer haber pasado y saludarle.

 

gracias Évano por tu paso y huella que dejas por este espacio, saludos.

 

Memoria somos y de memorias vivimos toda una vida, que bello este poema que nos regalas para el disfrute, muy intenso, abrazos cordiales.

 

siempre tan atenta mi querida Nancysant, gracias todas por tus palabras y tu tiempo para leer estas líneas, recibe cálidos saludos.