Los Viernes no hay Clase

Los Viernes
corro a reencontrarme con mi novia compartida,
una mujer de largas piernas y liguero rojo,
la que se lleva el sueldo sin importarme,
una loca de cabello plateado y piel en raso,
labios de luna menguante y un sol tatuado en la nalga;
soy su esclavo.

Una santa puta a la que venero como un niño
al biberón,
me desteta a las siete y luego fumamos tabaco negro,
hablando de un mundo donde las distancias se miden
en susurros.
Somos dos amigos que se van de viaje sobre una colcha
de franela,
le pago,
me besa,
y deja su liguero rojo tendido sobre una mesa.

 

Buen escrito. Buena historia. Que vivan las putas en nuestros versos solitarios.
Saludos

 

Hola, ella ha sido lo mas cercano al amor correspondido que jamás haya podido conocer.

Gracias por tus palabras amigo.

 

Hay tantas clases de amor y tan diversos modos de reflejarlos poéticamente. El tuyo tiene ese encanto fílmico, una música especial que proviene de lo sensorial y de lo emotivo. Me has llevado a pasear con una novia de los viernes, con lo paradójico del amor desamorado y del desamor amoroso. Bravo, poeta.


Verás que paso a solucionar pequeñas fallas. También agrandaré la fuente. No sólo para verlo mejor, sino para que suba y no se achique... ja ja ja. Siempre podés reeditar según tu criterio. Gracias.


Un abrazo argentino.

 

Gracias estimada Ciela.

Muy bonito tu nombre, suena a manto azul estrellado.

Estoy aprendiendo de ustedes, poco a poco, verso a verso.

Un saludo.