Los gritos del fuero interno

Como mandria observo desde la cima
de mi entelequia el cristal de mi fenestra vida,
desde mi interior, lleno de oquedad sin cabida
grito “VIVA EL AMOR”, sonoridad que lastima

Afecto que me es negado
y poco a poco mi alma pueda fenecer
la aflicción en hombros he cargado
estoy en la ignominia de un anochecer

Exiguo me hallo recluido en las paredes de mi piel,
en mis talones recojo las partes impías de mi corazón.
Desgañito lo armo bañado en hiel
sale de mi un grito, de estruendoso eco sin razón,

Solo mis tímpanos lo apresan también
"Dios hazme un hombre justo para bien
dame fortaleza y prudencia.
No me hagas perder la conciencia"​

Al lector se le pide, por favor, que diga "AMÉN"

 

Estimado Profefísico, se agradece la invitación a asentir, creyéndo en verdad que las invocaciones de la superficie se transforman en un eco que resuena profundo en el abismo de lo inconciente cuando la voz de la voluntad clama, y espero que en el fuero más íntimo los gritos del silencio cristalicen en concreciones de verdad.

Ha sido un gusto pasar por sus letras.

 

Gracias por pasar por mis letras
señor carnívoro, pero no dejo detrás
la aserción de cristalizar la verdad
desde mi relatividad la hago realidad...​