Los amores virtuales.

Sin importar quien estaba en línea, ella apagó la PC cansada de los amores virtuales.
Fue maravilloso vivir en ese mundo en donde se sentía una diosa, adorada y lista a prestar sus ojos a las palabras candentes que le hacían soñar y desvelarse todas las noches, envuelta en deseos que urgía hacer realidad.

Entre emoticones, ella abusaba de los signos de interrogación tratando de averiguar algo más de aquel que escribía “Te amos” así, entre comillas. Estaba ávida de los signos admirativos que le significaban emociones que le reventaban el alma en placer.

Pero la pasión de su corazón era tan inmensa que no le bastaron los puntos suspensivos. Necesitaba sentir el sudor ajeno en sus poros; las caricias urgentes en su rostro y cuerpo; los besos desenfrenados que le acallarán los motivos. Por eso aceptó aquella cita, aún sabiendo que se arriesgaba a que su cuerpo amoratado por los azares del amor, al día siguiente fuera abandonado junto con sus ilusiones. No le importó.

Se cubrió con un vestido negro entallado que hacía brillar su piel de luna y se dirigió al lugar acordado. Lo encontró tal cual él le había dicho: En penumbra y sentado de espaldas, como viendo las estrellas que se asomaban por el ventanal. //A ella le latía el corazón afanosamente//.

El le pidió, casi le exigió con anterioridad, llevara puestos altos tacos y pintara sus labios de rojo carmín //Era su fantasía//. Ella pensaba cumplirla cien a cien.

Entonces se puso delante de sus ojos, cerrando los suyos y la emotividad la hizo sentirse liviana y volátil. Un momento de euforia indescriptible que duró hasta que él, sin importarle nada y cansado de los amores virtuales apagó la PC …¡Haciéndola desaparecer!...©