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Lluvia

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Pierlewis, 14 de Marzo de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 277

  1. Pierlewis

    Pierlewis Poeta recién llegado

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    18 de Diciembre de 2012
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    Mujer
    Recuerdo que hace algunos años atrás yo vivía despreocupadamente, tenía una vida ordenada, sueños de juventud y amores de ocasión. Sin embargo todo cambió en cuanto llegó la lluvia. Un martes de julio empezó a llover y nunca más cesó. El primer día de lluvia todos estaban felices de recibir la bendición de los cielos, una semana después todos estaban hartos dela lluvia que comenzaba a provocar grandes dolores de cabeza a las autoridades del municipio, un mes después todos estaban realmente preocupados por la situación que se vivía. La lluvia había traído con ella innumerables problemas, los barrios más humildes y desprotegidos fueron barridos por completo, por la crecida del río.Luego el temporal afectó a la red eléctrica, esto provoco que toda la ciudad quedará totalmente sin energía. Los alimentos se hicieron cada vez más difíciles de conseguir, a la perdida total de las comunicaciones se le sumó la formación de una densa neblina que evitaba que se pudiera ver a más de cien metros de distancia. No se cuanto tiempo pasó desde el comienzo de la lluvia, realmente era difícil contar los días, después de todo el cielo siempre estaba negro. La desesperación de las personas crecía a cada momento, no recibíamos ningún tipo de auxilio de parte del gobierno nacional, y tampoco podíamos comunicarnos con nadie, para nosotros el mundo tenía, en ese momento, una extensión de cien metros cuadrados. Las enfermedades comenzaron a brotar, en los refugios, donde centenares y hasta miles de personas se apiñaban. Debido a la falta de infraestructura, medicamentos y personal capacitado para brindar atención medica, el número de cadáveres fue en aumento, enterrarlos significaba arriesgar la propia vida, por está razón la mayoría delos cuerpos eran desechados en alguna corriente de agua e incluso hubo gente que ante la escasez de alimento decidió practicar el canibalismo, esto trajo una nueva ola de enfermedades que arrasó con muchísimas personas. Por otro lado, algunos hombres decidieron emprender un viaje en busca de ayuda, partieron con la creencia deque podrían ayudar a aquellos que quedaban atrás, y durante algún tiempo nosotros también lo creímos. Pero las condiciones solo fueron empeorando con el paso del tiempo. Yo vivía en un complejo de departamentos, habíamos organizado una pequeña comunidad y nos cuidábamos entre nosotros, nos dábamos aliento y coraje, compartíamos los pocos alimentos que teníamos, y luchábamos por no perder la cordura. La existencia humana es una cosa curiosa, somos capaces de sobrevivir en condiciones tan extremas, y somos aniquilados tan fácilmente por algo como la picadura de un pequeño mosquito. Mi grupo quedó reducido a tan solo tres personas luego del ataque de aquellos insectos y era cuestión de tiempo antes de que sucumbiéramos ante lo inevitable.Quizás sea cierto que lo último que se pierde es la esperanza, porque a pesar de ser el último superviviente de mi grupo, al ver aquella enorme luz brillando detrás de las nubes y de la densa neblina no pude evitar sonreír y emocionarme, por un momento creí que se trataba del sol, pero luego comprendí que era algo más, y que no importaba que fuera, cualquier cosa sería más deseable que la tumba húmeda que me esperaba si decidía quedarme en el mismo lugar sin hacer nada. Junté toda mi energía y comencé a desplazarme en la dirección en la que se encontraba aquella luz, era lo único visible en el cielo, y parecía tan lejano, como si se encontrara en otro mundo. Abrirme paso a través de la pantanosa ciudad fue realmente un desafío, en ocasiones tenía que dar grandes rodeos para poder avanzar, y más de una vez estuve al borde de la muerte.
    Al dejar atrás la ciudad el panorama no cambió demasiado, ya no había casas o edificios destruidos por doquier, pero la lluvia y la neblina seguían allí, eso me desalentó un poco ya que por alguna razón tenía la esperanza de que al abandonar la ciudad abandonaría también la lluvia, como si está fuera una cualidad propia de la ciudad en la que habitaba, por otro lado me alegró saber que el mundo aún existía aunque no pudiera verlo, escondido tras el manto blanco de la muerte aún había un mundo. En verdad tuve que caminar durante mucho tiempo, el agotamiento mental, la falta de sueño y de comida comenzaron a afectarme físicamente y lo que era peor, la luz en el cielo lentamente comenzaba a hacerse más pequeña. Apresuré el paso tanto como pude, sin quitar nunca la vista de mi objetivo avancé,finalmente la luz desapareció por completo y con ella mi esperanza.Cansado como estaba, seguí caminando, más por inercia que por voluntad, y de un momento a otro me encontré delante de una gran pared rocosa, debía tratarse de las sierras que se encuentran ubicadas al sur de la ciudad, y seguramente esas mismas sierras eran las que me impedían ver aquella luz que había estado siguiendo. Un alivio indescriptible inundo mi cuerpo, de pronto me sentía más fuerte y vigoroso. Así es que con entusiasmo renovado busqué una zona por donde subir, y sin pensarlo dos veces comencé a ascender por la gentil pendiente.
    Cuando finalmente llegué a la cima estaba completamente exhausto. Me senté en el suelo rocoso y miré al cielo perplejo. La hermosa bóveda celeste se extendía ante mis incrédulos ojos. Lo había logrado, finalmente había escapado de la lluvia. Intenté incorporarme pero mis piernas no me respondieron,con algo de esfuerzo giré la cabeza para contemplar el paisaje.Desde allí arriba se podía ver claramente todo, al norte las nubes negras se extendían hasta el horizonte, mi ciudad se encontraba ahí en algún lugar bajo esas nubes, y del otro lado, el panorama que vi realmente me dejó sin aliento. Hacia el sur, se podía ver claramente la gigantesca luz que había guiado mi camino, el fuego que había alumbrado mis esperanzas. Amigos míos, no les contaré el origen de esa luz, porque ustedes, probablemente, ya lo saben.
     
    #1

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