Lloré, lloré, lloré

Lloré, lloré, lloré,
mi corazón se ha secado,
y ninguna lágrima me hizo entender
el por qué de este sufrimiento.
La vida ha sido injusta
con el poder de mis alas
con la ternura acumulada
con mi necesidad de amar.
Quiero cerrar los ojos,
dormir ininterrumpidamente
sin soñar las nubes negras
que por siempre me acompañan.
Quiero tener colmillos
desangrar a mis presas
como han hecho conmigo
en medio de la oscuridad.
Lloré, lloré y lloré,
y ninguna lágrima me dio consuelo
soy culpable, al final
condenada al eterno duelo.
Miradas inquisidoras atraje,
hasta aquella que parecía benigna,
y ahora me quemaran viva
con la ira de sus intrigas.
Quiero cerrar los ojos,
y al abrirlos ser un torbellino
que destruya todo a su paso
que aniquile el dolor de esta herida.
Quiero abrazar mi cuerpo
con lo que quede de mis alas
y que un milagro me convierta
en absolutamente nada.