Las tres armas para matarte.

Y te maté con mis besos
armados de cariños apasionados.
No tuve compasión para usarlos en tus labios
y desmembrar de sueños
tu corazón.

Y te maté de abrazos fuertes delicados
no importandome si te quitaba
el aire de otros alientos quedos.
No tuve duda en abrazarte cuando tenías frío
porque nunca el frío fue nuestro amigo.

Y te maté finalmente de palabras en poesías.
Como dagas blancas para el remate
fueron estas.
No tuve limites para seguir usando en tu ser
las asesinas cosas de mi alma.
No tuve compasión
para amarte locamente.

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EXCELENTE POEMA