La Luna De Los Domingos

Te ibas para siempre, pero antes me dijiste:
“Miremos la luna los domingos, amor, y así
estaremos juntos”. Y ante tu cinismo, locura,
masoquismo, o las tres condiciones juntas,
barajando la posibilidad de matarte, yo pensé:
Claro, otro desgarro domingo a domingo...
¡Sí, cómo no!

Y así te fuiste porque yo te dejé ir y jamás
miré la luna los domingos, porque tu morbo
le mató su luz en mi romanticismo y porque
no sentí necesidad de padecer tu proximidad
en forma alguna, sino de disfrutar el pacifico
fulgor mi propia utopía, donde recreo mi luna
de lunes a sábado; por las dudas.


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De verdad que parece sarcástica tal despedida; y si, mata el romanticismo que pudiera haber nacido en su recuerdo. Buena retórica
Un abrazo

 

buenas letras, un gusto pasar, saludos...

 

Así es, Maldonado, en éste caso no hay romanticismo que valga. Muchas gracias.

 

Maravilla espléndida de arte magnífico.
Hermosura de creación emocionante.