La llama blanca de la vida

Te vi manejar las rocas y el metal,
hacer saltar la chispa
que inicia el fuego vegetal,
el fuego protector que calienta el cuerpo,
la estancia primordial;
te vi sentir, también, la fascinación
de lo sagrado entre tus dedos
mientras creabas vasijas
y pinturas coloreadas con tu ser
o recreabas futuros mundos
contenidos en chips computacionales
o hacías sonar melodías de solidaridad
entre los pueblos, entre las gentes
tus hermanos;
y, cuando tu amor se hizo tan intenso
que ya no cabía en ti,
te vi manejar el aire, la brisa,
la caricia, el beso bondadoso
y, con un choque magistral
de las esferas de lo profundo,
encender la llama blanca de la vida.

¡Oh, ser humano, potencia creadora,
dios que desde el barro evoluciona;
te siento en mi cuerpo como tiempo,
en el alma como igualdad y diferencia
y, en el espíritu contigo ardo,
dejo de ser y soy luz del universo!

 

¡Maravillosos versos de tu luz espiritual amigo! Estrellas y abrabesos

 

¡Guaoooo! Amigo Agancedo, que grato descubrimiento leer tu trascender al dejar de ser para ser en el "Todo"
Profundos versos de total entrega en cuerpo y alma para ser en tan bello poema...
Mis estrellas te acompañen en tu fulgurante vuelo en la luz...
Vidal

 

Me ha encantado tu poema, no evolucionamos del barro amigo, Pero tus letras son fantásticas, Te dejo mis saludos y estrellas. Der Schatten.

 

Buena es, tu forma de retratar el hacer de la humanidad. Me dejé llevar con tu poema; un placer leerlo.
te saludo.

 

Gracias amiga ropittella.
Un gran abrazo,
Antonio

 

Gracias, amigo Vidal por tus comentarios.
Abrazos,
Antonio

 

Amigo Kein, gracias por tus comentarios.
Obviamente lo del barro es un simil. De lo material se evoluciona hacia lo espiritual.De lo grosero a lo sutil.
Hasta pronto,
Antonio

 

Gracias por tus comentarios, amigo tronk.
Abrazos,
Antonio

 

Estimado AGancedo ,como siempre un placer leerte,el tiempo hace que tarde a veses en leerte pero siempre que lo hago emcuentro espiritualidad.Felicitaciones y reputacion

hasta pronto

 

Gracias amiga mary mura.
Un placer verte por aquí.
Un gran abrazo,
Antonio