La laguna (A mi padre y a Miguel Hernández)

Eran catorce los hombres
al borde de la laguna.
Eran veinte milicianos;
veinte escopetas apuntan
y catorce corazones
se deshacen de amargura,
atados de pies y manos
al borde de la laguna.

A uno se le suelta el vientre,
por la boca otro echa espuma,
aquel jura en arameo,
ese reza a las alturas,
hay otro que con orgullo
alza la cabeza bruna;
los más valientes temblaban
al borde de la laguna.

Un camión rojo se para,
salta un hombre con premura:
-Dadme a aquel del bigotito,
dadme al conductor del cura,
que otro pecado no tiene
esa pobre criatura-
y lo arranca con sus manos
del borde de la laguna.

Cuando el camión se marchaba
con mi padre por la curva,
se oyeron voces de mando:
-¡Matad toda esa basura!-
Sonaron veinte disparos,
todos sonaron a una,
y trece cuerpos cayeron
desde el borde a la laguna.

Ay veinticuatro de julio
viernes de noche sin luna;
se ocultó para llorar
las muertes de la laguna.

 

Excelente obra con un fuerte contenido y expresada con calidad. Gracias por regalarme este momento de grata lectura.

Espero pronto reencontrarme con tus letras.

 

Reconozco que las imágenes de este poema son uy duras, pero es que aquella época lo era, según me relató mi padre, porque yo o la viví y a poco él tampoco. Muy agradecido lluvia de enero por pasarte y dejar tu huella. Mis letras siempre estarán ahi, a tu disposición, para que si lo merecen las disfrutes. Saludos.