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La Historia inconclusa

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por wilson yupanqui, 3 de Marzo de 2011. Respuestas: 1 | Visitas: 1222

  1. wilson yupanqui

    wilson yupanqui Poeta asiduo al portal

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    Hombre
    El regresò al mismo lugar de siempre, desde donde solìa recordarla, vislumbrando en la lejanìa la puesta del sol dibujaba pensativo con amor su nombre en la arena, habìa transcurrido mucho tiempo desde entonces cuando enamorados paseaban de la mano por esas playas solitarias, su melancòlica mirada perdìase hipnoticamente sobre las olas encrespadas, el viento cantaba a sus oidos notas lejanas de una vieja canciòn mientras en su memoria un vaivèn frenètico de imàgenes etèreas lo acosaba.
    Caminò un poco, el viento refrescaba su tez morena, jugueteando en su oscura cabellera, en el horizonte el crepùsculo se desdibujaba en blondas anchas de un rojo plomizo agonizante, la noche llegò fràgil y constelada, la luna se reflejaba sobre las aguas en una suerte de espejismos marinos, el rumor de las olas contrastaban con el graznido lejano de alguna gaviota taciturna, en esa soledad y silencio se respiraba una atmòsfera extraña cargada de nostalgia.
    Volviò en busca de antiguas sensaciones, de todos aquellos puros sentimientos que otrora forjaron la grandeza de una bella historia de amor sobre la tierra y cuyas huellas jamàs podràn borrarse, sus ojos fulgurantes derramaron las primeras làgrimas del anochecer que al caer se se perdìan en la arena repitiendo entre sollozos el nombre de la mjer que tanto amaba.
    Ella en la soledad de su habitaciòn no lograba conciliar el sueño, se sentò al borde de la cama y a tientas logrò encender la luz, buscò en una pequeña caja de cartòn las cartas que para ella èl escribiera, era conciente de cuanto la quizo, que los momentos mas bellos de su vida solo èl los habìa concedido, poco a poco y entre breves suspiros las leìa, su semblante reflejaba una vaga tristeza, sus pupilas dejaban escapar una que otra làgrima contenida, de pronto, subitamente guardò las cartas, respirò profundo y enjugò su llanto, tomo el retrato que èl le regalò en adorno de vidrierìa, abrazò el suave peluche con el cual la conquistò, hechò al olvido sus rencores y se acostò compungida, cerrò los ojos a la noche y volviò a soñar con èl de nuevo.
    Para èl ella era su àngel, su poema, la mujer que le enseñò el lado bello de la vida, quele hizo crecer, asì la recordaba con su alma de niña, con sus grandes ojos cafè y su eterna sonrisa, contagiante, con su simple manera de hacer sentir que la querìa, con sus gestos seductores que solo para èl inventarìa, ella viò en èl al hombre perfecto, al ser elegido para entregarle toda su pureza, con toda la inosencia de la primera vez, divinamente, al ser a quien confiarle sus secretos, sueños y todos sus anhelos, con esa convicciòn que solo el amor inspira, disipando sus temores, con la seguridad que el le transmitìa.
    Se amaron profundamente, era aquel un amor puro y sincero, como de un cuento de Hadas, en el lecho de amor se entregaron mutuamente fundiendo sus corazones en un solo sentimiento, descubriendo asì nuevas sensaciones, hechando a volar sus mas ìntimos deseos por las mas recònditas e insondeables latitudes de sus almas y sus cuerpos, envolvièndose en una ola sideral de caricias tiernas hasta alcanzar la cima de aquel volcàn de pasiòn en la boràgine ardiente del amor que los unìa.
    Las primeras luces del alba lo despertaron, inmerso en su mundo se habìa quedado dormido sobre la arena, a lo lejos una pequeña barca se deslizaba pacientemente sobre el mar hacia algùn atracadero, las aves revoloteaban alegremente sobre la espumas de las aguas, se desesperezò y acicalò el cabello, limpiàndose su rostro y con paso sereno se fuè hacercando hacia un grupo de pescadores apostados en la playa, guardando sus secretos para otro momento volviò a sonreir y fingiò ser feliz de nuevo.
    Y asì, cada quien vive la vida a su manera, simulando ser ante la gente los seres mas afortunados de la tierra, sin que nadie sospeche que dentro de sus corazones agoniza la mas bella historia de amor que el mundo conociera, victima del orgullo y del destino, pètalos de rosas que se resisten al invierno, pero que lentamente sucumben al olvido, sueños y promesas que se arrastran en el limbo prisioneros del tiempo, alas quebradas que jamàs podràn levantar el vuelo, asi han de transcurrir sus vidas separadas por donde el corazòn los lleve, en medio de tantos recuerdos insepultos.
     
    #1
    Última modificación: 4 de Marzo de 2011
  2. Mavila

    Mavila Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Recuerdos que quedan en ese lugar misterioso, donde rebuscamos de vez en cuando y volvemos a sentir las caricias del amor.
    Una bella prosa.
    Besos desde mi Madrid.
     
    #2

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