La fábula de la diosa Fortuna

Regálame una foto tuya
sólo para que mis amigos vean que los ángeles existen,
y que me envidien porque la diosa Fortuna
se acordó de mí y trajo tu labial como confite.

De todas las suites que me ofrece el cielo
no hay ninguna que tenga para mí
el colchón suave de tu boca riendo
ni el valle asombroso de tu rostro en perfil.

Te invito a un primer plano de las noches de miel
y a observar las lunas que se convierten en queso,
mis ojos somnolientos sólo quieren ver
las sombras que deja tu cuerpo perfecto.

Respóndeme lo que diga tu corazón
y no pretendas que me quede fuera,
temblando tengo el alma y hasta el amor
por tus besos que me cantan de cerca.

Huyeron los desatinos y la ceremonia del amor
puso un mantel blanco entre las nieblas,
en mis manos tengo hoy en promoción
los abrazos y caricias que tú quieras.

La tristeza hizo maletas, se marchó y nunca volvió,
en la calle hay gente que aún cuenta
que la felicidad se hizo su amiga,
le abrió las puertas de su casa y allí la cuidó.

Se cerraron de par en par las suites que tenía el cielo,
ningún hotel cinco estrellas tiene la luz de tus ojos,
junto a tu lado la diosa Fortuna hace bellos momentos
y tiemblan mis manos tocando tu rostro.

Hasta los tontos saben que sólo se mira
lo que quiere el corazón.