La emigrante.

La eternidad divina de tu sonrisa ha muerto...

A mi valle llegas mujer Venezolana,
transmutando dolores atípicos
del tiempo, el destino y el refugio.

Noctámbula, solitaria, destruída semilla,
llegas bajo el relámpago de fuego
y te posas en la pupila llorosa del buho.

El destello de tu mirada
cubre de amor toda la tierra...

El nardo de tu silencio personaliza
la dinámica cruel de los sentidos.

Todo lo que calcina el alma,
te envuelve en la distancia
oculta de lo eterno.

Mi techo, mi pan y mi corazón,
¡Son tuyos!
Mis brazos te abrazarán
para encender en todo tu ser,
la prodigiosa elipsis del amor y la esperanza.

El infame palidece
en un círculo de pieles y serpientes...

La imagen del dolor,
se transforma en cristal de luz.

Nada es eterno...
La pesadilla acaba en el despertar,
tu sonrisa volverá alzar el vuelo...

El nuevo sueño de amor y libertad...
Será realidad, ¡MUJER VENEZOLANA!

Tato Ospina
DRA
Colombia​

 

Una bonita inspiración nos dejas en tus letras amigo Rafael, donde tu talento poético nos hace
disfrutar de una sentida lectura de principio a fin. Ha sido un placer poder pasar por tu
espacio. Un abrazo. Tere

 

Es la esperanza latente en nuestra querida patria: Libertad, libertad. Saludos.