1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

La elección

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Vicent, 11 de Septiembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 457

  1. Vicent

    Vicent Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Agosto de 2011
    Mensajes:
    241
    Me gusta recibidos:
    20
    David era el director de una importante empresa financiera. Era un hombre afamado, respetado y adulado, más aún cuando la empresa comunicaba que necesitaba un supervisor de contabilidad, algo así como una persona que debía ser la encargada de que nadie se apropiara de lo que no era suyo. Él recibía siempre un exquisito trato por parte sus subordinados: -Buenos días señor David, tiene usted un aspecto excelente...Señor, sabe que estaré a su disposición en cualquier circunstancia...Señor director, téngame en cuenta para el puesto, yo siempre le seré fiel...-Eran continuas las muestras de fidelidad, pero David no estaba seguro de en qué persona debía depositar su total confianza. Y quiso averiguarlo.
    -María, voy a estar dos semanas fuera. Volveré para la reunión mensual con los accionistas. Comuníquelo al personal de la empresa. -Muy bien señor.

    Al cabo de una semana, el pulcro e inmaculado director, con una barba ya considerable, se vistió con ropa vieja, informal y desgastada, se puso un sombrero y se dirigió a la puerta de su empresa. Estaba irreconocible, y esperó a que entraran los pretendientes al puesto de supervisión. Cuando los vió a cada uno de ellos, y estando sentado en el suelo, hizo un gesto de dolor, agarrándose un costado con las manos, y escenificándolo a su vez con el rostro: -apártese por Dios, ¿no ve que aquí no puede estar?...-Señor déjeme pasar...-aunque la mayoría optó por ignorarlo y mirar al frente.

    David estaba desilusionado por comprobar como los gestos de cariño y fidelidad que los pretendientes le mostraban contínuamente en realidad eran gestos de interés, y ya estaba por marchar hasta que apareció una mujer de edad parecida a la suya: -Señor, ¿se encuentra usted bien? -Sí, sólo un poco hambriento, no comí desde hace dos días -espere -y sacó el pan que había traido para almorzar y lo partió en dos. Le dió un trozo. - Mil gracias señora...- Marta - es usted muy buena.
    Y permaneció allí por unos días más, recibiendo palabras de consuelo de Marta, además de un poco de comida que ella le traía todos los días.

    Pasaron las dos semanas y volvió a su puesto de dirección ya afeitado y bien arreglado, y se dirigió inmediatamente al departamento de personal: -Quiero saber cuántas persona de las que trabajan aquí se llaman Marta -son quince señor, diez en el departamento de administración, tres en ventas y dos en dirección -convóquelas en mi despacho - y allí acudieron todas, pero ninguna era ella. -¿Está seguro que no hay ninguna otra mujer en la empresa llamada Marta? -bueno, hay otra en el departamento de limpieza, pero supongo que no tendrá interés en una simple limpiadora. -dígame dónde la puedo encontrar -la encontrará en el sector tres, en los baños.
    Y hacia allí se dirigió David, al encuentro de Marta.

    Cuando le contó la historia no lo podía creer. Estaba confusa, aturdida y no conseguía articular palabra ante el director de tan importante empresa. Le puso la mano en su hombro: -tranquila Marta, que soy yo. Soy la misma persona a la que tú dabas apoyo en la puerta de la empresa. Quedas despedida de tu puesto actual; te vienes conmigo.

    -Los consejeros delegados no podían creer que el director depositara tanta confianza en una limpiadora de baños. -Yo le enseñaré todo lo que deba saber, porque ella es una persona digna de mi confianza, y sé que nunca me fallará. Ella es todo lo que necesito.

    Ella aprendió con el tiempo todo lo que debía saber para desarrollar de forma brillante y siempre fiel su nueva tarea en la empresa; y mencionar que David no pudo resistirse a la bondad y sinceridad de Marta; no pudo resistirse a enamorarse de su corazón. Hoy son muy felices los dos.
     
    #1

Comparte esta página