La cruz que me acompaña

Llego hasta Ti doliente y agotado
para ser el primero que pudiera
descolgar de Tu cuerpo la madera
y curarte la llaga del costado.
Igual que la saeta de Machado
mi soneto fugaz volando fuera
a quitarte la espina traicionera
que un Judas Iscariote te ha clavado.
Fúndeme en Ti y sepa la alta brisa
que al admirar tu Luz, mi alma se irisa,
y estoy ausente de mi propia entraña.
Si vivo en TI, el alma me alimentas,
y al perdonar por siempre mis afrentas
contemplarás la Cruz que me acompaña.​

José Soriano Simón
Safe Creative
noviembre 2025​

 

Excelente soneto meditativo en torno al misterio de la Cruz. Ignoro cómo consigues esa sutileza diciendo sin decir. En eso me aventajas, como en otras muchas cosas virtuosas.

Con un abrazo enorme.

Salva.