Invierno a las cinco.

La lluvia se fue
lasvi alejarse entre huellas de meses vencidos
con el abrigo de la nieve
y sus voces que retoñan.

Busqué la flor más generosa, la que las mirarán siempre.
tomamos café pobremente y todo fue palabras escritas en la ventana,
gotas de melancolía, gotas que mojaron los muertos.
y a todos los recordamos juntos.

Las tardes y yo nos hicimos viejos sin saberlo.

Que fácil caen las hojas secas
las ropas gastadas de recibir el frío,
los sueños se apilan en el oscuro guardarropa
y siempre están limpios para volverse a usar.

Mi sangre, mi alegría, todo habita en la morada de una mecedora.
dus voces de antaño, de viejos sabios, les dan sentido al invierno azul
rl mismo que huye de las lámparas cuando despiertan
todo lo que amo y sufro a la vez, nadie me los pide
Y más bien son los tesoros que me piden custodiar.

-Somos aquellos que aradan la piel de sensaciones eternas-
Y se fue la lluvia prometiendo volver.