Ignominia íntima de amor

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Un golem es mi vaso,
mi cabeza quiere volar en mi país, que es mi salón,
territorio de mi alteridad, patria de mis pareidolias.

Quién se tendió en mi cama.
Quién me ha arrancado el sabor caliente de la ternura.
Quién ha pesado mis recuerdos.
Quién no me ha devuelto intacto.
Pero quién me tambalea con la delicadeza de una ramita de perejil.

Dichoso el que no tiene el maravilloso amor
porque podrá contemplarlo en una bebida.

Lleno mi otra boca
porque ha desaparecido la boca en que nacía.

Con esta soledad
de lagrimas retenidas
silenciosas como un lago,
con este dolor que es anís,
hombre de las mujeres estoy,
podría acercarme a cualquier bar
y sorber
lo poquito de una taza de café
que dejase una mujer bella.

Amor, moneda que uno da,
sin preguntar, de mano en mano va
e irá siempre rogando.

No. El tiempo.

Debo de pensar así.
Ha sido el tiempo.


…
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Jesús Soriano

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Hermosura espléndida, bella obra.

 

Te puse las estrellas.