Ha llegado el día

Ha llegado el día, se nos fue la noche,
y mi lecho, siempre tuyo... resplandece
con tu blanca piel…a la que abrí su broche.

Y callados y abrazados, me parece,
que la seda que recubre nuestros poros,
entre besos, poco a poco se humedece.

La mañana va mostrando tus tesoros.
Mientras ríes, caminando por la casa
yo me río y nuestra risa forma coros.

Y la risa, lentamente se acompasa,
entre tanta glamorosa algarabía,
que el cariño... simplemente nos abrasa.

Con tu rostro sonrojado de alegría,
no me explico, cómo tuve tanta suerte,
de encontrarme tan divina compañía.

Y la tarde, caprichosa, nos convierte
en amantes de las cosas prohibidas,
¡y no hay nada que tu amor no lo liberte!

Fueron tantas las lecciones aprendidas,
que el disfrute de tus besos fue glorioso,
como ardientes las caricias concebidas.

Es por eso que me siento tan dichoso.
Y al saberme tan querido y adorado,
solo puedo pretender... el ser tu esposo

Y la noche, sus estrellas ha bajado,
hasta el nido donde fuiste solo mía,
para darte tu regalo tan soñado.

Son mis besos cual estrella que ardería
̶ en tu pecho, y en tu vientre angelical, ̶
con el fuego del romance, noche y día.

A mi lado te volviste tan sensual,
̶ tierna juventud buscando libertad ̶
que conmigo ayer... perdiste… lo vestal.

Ya no quieras regresar ¡mi soledad!
¡Vete y déjame!¡ Y no vuelvas a buscar
la ocasión de compartir tu mezquindad,
para herir la dicha…de volver a amar!





​

 

Todo llega en esta vida, y más a dos que se aman así como en tu poema. Me encantó, muchas gracias.
Besos

 

Al contrario, soy yo quien agradece la bondad de tus palabras, pues me enaltece que el poema haya sido de tu agrado.

Abrazos y besos,

puroamor.