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Guitarra española

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por Piedad Acosta Ruiz, 3 de Marzo de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 192

  1. Piedad Acosta Ruiz

    Piedad Acosta Ruiz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Julio de 2011
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    Una guitarra para hacer vibrar
    las cuerdas del ama,
    que suene como un trueno,
    estremeciendo de la cabeza a los pies.
    Que se sienta en las entrañas,
    erizando la piel, después
    de embriagarte con el
    concierto de Aranjuez.

    Que importa si te deslizas
    en picada, o asciendes
    por los desfiladeros
    con un sol sostenido,
    por las calles, terrazas
    y desfiladeros
    de un barrio popular,
    con sabor
    a Gardel,
    inundado de
    añejos consejos
    de abuelos
    o de jóvenes
    que pasaron
    de los infiernos
    al cielos.
    cundo sus seños
    se hacían pequeños.
    Una guitarra española
    que con fuerza,
    con furia,
    que haga de emoción brotar el llanto
    y en los gruesos y delgados labios,
    dibujando en el anochecer estrellado,
    una sonrisa
    que ilumine
    los ojos verdes y azules,
    los ojos negros y pardos.
    Una vigorosa guitarra española
    que dance flamenco,
    proyectando los cansados cuerpos
    en el firmamento.
    Una guitarra española
    que acompañe un bambuco,
    el tiple, el arpa.
    Que como trueno
    se extienda
    ágil en la sabana
    cuando se siente
    el aroma fresco del alba.
    Una guitarra española que
    acompañe un san juanero y
    un joropo, como promesa
    de leyes de indias en América,
    como cabildo abierto de Berbeo,
    como las bohemias meninas de Botero.
    Una guitarra
    en el Socorro,
    en San Gil,
    como trueno de ejido,
    con paso de coqueta doncella
    o con la bravura de Manuela.
    Guitarra inquieta de España y América
    que construya su nido en las palmeras
    arrullando olas andaluzas,
    calmando el cansancio en los ojos,
    de Picasso,
    como sólo
    lo suele hacer
    Santa Lucia.
    La espera seguía,
    en el horizonte
    el tiempo se diluía,
    un silencio precedido
    de una larga espera,
    todos se querían marchar,
    ¡sin guitarra y sin orquesta!,
    ¡y por fin!
    El silencio fue rasgado
    con las notas
    de una inquieta
    y febril guitarra española
    antes que llegara abril.


     
    #1

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