Es la hora.

Es la hora.

Derrama tu cielo de ilusiones en mi corta cordura,
yo recogeré las migajas de voluntad que quedan en mí ser,
para disponer un mundo nuevo y lleno de dulzuras,
que nos lleve por la cima de un campo de vergel.

Caminaremos hasta el mar, cogidos de la mano,
el sol traspasará nuestros vestidos de lienzo, y tul tenue,
mariposas de colores adornaran tu cielo amado,
solo te daré mi corazón, para que en mi trono reines.

Vierte en mis amaneceres un puñado de tu inocencia,
yo llenaré de delirios los momentos de un encuentro,
a la aurora robaré el aroma que emana de tu esencia.

Fulgura mi tiempo y mis ansias, de ser tu compañía eterna,
es la hora en que la luna sale en colosal figura anubarrada,
estoy a la espera de ti, de tu cielo de encantos que me llenan.