ENTELEQUIA de mi MENTE

Mientras suspiraba lentamente en tu cuello, hice caer suavemente tu vestido, mis manos envidiaron la suave ceda que recorría tu cuerpo al caer al piso y ya con tus hombros desnudos los bese sin parar mientras sentía desaparecer la frescura al sonrojarse tu piel que minutos antes transpiraban un olor a gardenias, entonces me engolosine besando los lunares de tu pecho y tu respiración se agitaba, yo entonces ya sentía volar con mi atuendo a tus pies, te abrase tiernamente y levantaste la cara para besar nuevamente tu cuello y suavemente me dispuse a recorrer ese cuerpo que mas que apasionadamente quería recorrerlo con besos de amor y ternura, tus piernas temblaban y yo sentí un fuerte frenesí, trate de controlar esa ira besándote hasta los pies, que han seguido mis pasos por donde quiera incluso hasta este momento, luego bese tus tobillos, tus torneadas pantorrillas y el cosquilleo nervioso de tus rodillas y salte hasta tu vientre haciéndome una mueca de este brinco, pero mis manos llegaron poco después avisándote que mis labios ansiaban besar tan dulce intimidad, entonces te acaricie con mis labios y no tuve compasión de tan oculto tesoro hasta saciar mi sed y tu no parabas de gemir hasta que explotaste nuevamente y volví a beber la delicia de tu ser, de repente, sin imaginármelo, me volteaste y no paraste de acariciarme, de dibujar con tus labios mi masculinidad que penetro tu intimidad suavemente como queriéndose quedar por siempre y empezaste a inquietar mi cuerpo que respondió como olas queriendo llegar mas allá de la playa como queriéndote demostrar cuanto te amo, luego nos abrazamos uniendo nuestros labios sintiendo una vez más un estremecimiento muto debajo del vientre que nos hizo suspirar profundamente. No sabes cuánto añoro estar así nuevamente, eres una mujer muy especial en todos los sentidos, cuantas veces lo vivimos, hoy solo en la entelequia de mi mente.