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En un mirador

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Jose Luis Garay, 23 de Junio de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 580

  1. Jose Luis Garay

    Jose Luis Garay Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Agosto de 2008
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    Tenía yo 41 años de edad
    cuando comencé a frecuentar por las mañanas
    la biblioteca de la ciudad.

    Fue ahí donde conocí a una joven de ojos verdes,
    supe por la bibliotecaria que procedía de una buena familia,
    su nombre era Alejandra, y apenas tenía 21 años de edad.

    Todos los días, como de costumbre me sentaba yo
    a corta distancia de esta jovencita,
    sentía un gran deseo de platicar con ella
    pero a causa de sus ocupaciones ella ni siquiera notaba
    que la veía enviciado en secreto.

    Ella tomaba muy en serio su educación,
    mientras que en mi corazón se escuchaba un bullicio alegre y amoroso,
    además para ella había limitaciones en hablar con desconocidos,
    había sido educada de esa forma en un hogar solariega,
    y su virtud era domestica,
    mientras que yo con toda razón que poseo
    aseguraría sinceramente que me encontraba enamorado
    profundamente de ella.

    Todas las mañanas su presencia era ante mí
    radiante como el sol al amanecer,
    mi secreta ambición era contemplarla,
    especialmente en esta mañana que vestía
    una falda verde claro de tela 100% Rayon,
    y una blusa de velo traparente,
    mi vista estaba sobre toda ella,
    sin embargo me reclamaba yo mismo por mi incapacidad,
    pues aun no había cruzado palabra con ella.

    A veces me animaba diciendo: ¡Anda no tienes que perder!
    pero a la vez también me decia:
    Si la riego, lo habré hechado todo a perder.

    Cierta mañana se levantó a tomar una obra literaria,
    con cautela me acerqué a ella, ignorando yo el titulo
    de aquella obra le susurre sin interes.

    -has escogido una buena obra intelectual, te felicitoñ
    en esa novela se lee una critica social-.

    sus ojos verdes me vieron con curiosidad
    y sonriendo me dijo: -Gracias-

    -Mi nombre es José- se lo dije con ánimo Juvial
    -Cómo el que fué vendido en Egipto-

    -Que interesante- me dijo
    -bien conozco ese nombre antes,
    pero no con tan interesante referencia.....
    yo me llamo Alejandara-

    sonriendo me preguntó: -Y tu que lees-

    -Poesías de Edgar Allan Poe- conteste con presumir

    Sorprendida que de delante de ella
    yo le hablaba de su autor célebre,

    Volvio a su asiento, y con elegancia no dejaba de escribir tomando notas.

    ¡Si tan solo pudiera yo describir con definición,
    o si tan solo pudiera dar imaginar
    con que vos impávida llenaba el encanto de su identidad,
    la fragancia de su perfume CHANEL 5 me impulsaba a invitarla
    hacer una amistad, y y atraerla a leer una alta literatura,
    y de salir una noche inolvidable, comer y disfrutar
    un buen vino y terminar con alegre convivio.

    Como hombre Jamás había visto tan hermosa y joven princesa,
    confieso que al principio mi temor era decir una estupidez.

    Al rato la vi que se levanto y tomo sus notas y sonriendo preguntó:

    -¿Vás a venir mañana?
    -Sí,...si voy a venir mañana, espero una obra de opera que ordené
    y me han dicho que mañana llega-

    Y mientras se dirigía ella hacia fuera
    yo no me podía recuperar de cierto embobamiento;
    quería yo brincar a su escenario y ser parte de su vida,
    esto nunca antes me había sucedido,
    soy un hombre con años encima
    y ella era una flor blanca recien salida del capullo;
    cruzó el umbral donde se habrió una puerta electrica
    después se marchó sin volver la cabeza.

    Entre tanto me prometí a mi mismo,
    la proxima vez que la vea le haré saber lo que siento por ella.
    Este pormenor apenas va a comenzar.

    ¿Cómo me gustaría introducirla ante la sociedad
    como mi nueva compañera?
    y ante los ojos del mundo hacer saber que entre esta joven y yo,
    las respuestas las tiene nuestros destino;
    Pensando aun mejor, ella y yo y nada más.
    ya que la desigualdad de edad les dará motivo en su mentalidad
    social sosloyar nuestro romance.

    ¡Rómance he dicho! ¡Válgame Dios!
    si ni siquiera hay presencia de Cupido.

    Dejando de soñar despierto, me levanté y entregué
    el material que había solicitado.
    Después de todo, este sueño ni el novelista más noble
    se atrevería a imaginar,ella era demaciado joven y demaciado linda.

    Al salir de la biblioteca caí en gran asombro,
    al ver a Alejandra dulce criatura debajo la sombra de un árbol,
    al verme sonrió, y yo le pregunté:

    -Esperas a alguien?- pregunté

    Titubeo por un rato pero eso no le impidió sentir confianza
    en mí yme respondió.

    -En mi casa mis padres han salido de viaje a la capital,
    y me siento sola en estos momentos, siento un poco de pena
    decirtelo, sin embargo apenas he cruzado palabras contigo
    y siento que te conozco bien, y no nomás eso,
    siento que tenemos algo en común,....
    ¿Pues todos los días en la biblioteca?
    Vamos josé, Te invito un refresco.-

    Sin poder salir de mi asombro dije:

    -Sí, Vamos Alejandra.

    Ella era joven y bonita sin,embargo,
    se veía que no tenía ningun compromiso.
    Tomando mi auto fumos a un auto servicio
    y pedimos refrescos de keylime,
    insistí en pagar yo la cuenta, no solo por el dinero,
    sino es mi costumbre de honor pagar cuando se invita a una chica.
    Además, su conversación era tan interesante,,
    pues en verdad si teniamos algo en común,
    a los dos nos gustaba mucho leer y escribir,
    así es que dentro de la cabina del coche se senía
    una energia de gran prestigio
    en cada una de nuestras opiniones,
    y este carácter comenzo a correr por su propia cuenta.

    Subimos a un mirador llamado El Cerro de la Campana,
    nos estacionamos alla en lo alto ycomenzamos a caminar
    con una vista espectacular de la ciudad de Hermosillo,

    Ya era el atardecer, pronto el sol se hiba a ocultar,
    y por un momento glorioso,los tiernos rayos del sol
    se reflejaron en sus lindos ojos verdes,
    el atardecer resplandecía la belleza de tu persona,
    estaba yo seguro, que nada obstaría en que yo le confesara mi amor.

    ¡Oh que emoción, amor al aire libre,!
    en aquél famosos mirador donde todo parece ser posible,
    bajo las estrellas y al lado de un gran mezquite
    viendo la ciudad iluminada nos desahogamos de la vida cotidiana.

    Me quise morder la lengua para no decirte las cosas que te quería decir,
    me quise amarrar las manos para no hacerte lo que te quería hacer,
    pero me fue imposible resistir, te entregaste a mis brazos
    y olvidandome de todo me dejé encantar con tus caricias.

    Finalmente tu como mujer y yo como hombre
    allá en un rincón enmedio de dos grandes rocas
    donde no podriamos ser vistos, modelamos uno para el otro,
    como si fueramos dos artistas en acción.

    Te desabrochaste la blusa, tus faldas de rayon puro se deslizaron
    por tus caderas, hermoso efecto difícil de escribir, cuando te vi desvestir;
    Tranquila y dulcemente estabas de pie, yo con mis dedos suavemente
    acaricie tu pelo, y ya no aguantamos más, hiciste hacia un lado la pierna
    te setiste un poco penosa, porque al hacerlo,
    me dijiste que esta entrega era la primera vez
    y que te sentías complacida perder la virginidad conmigo.

    Eras como una rosa sin espinas que florecía ante mis ojos,
    suavemente mordisquee tus petalos, y despues te besé en la boca,
    Tus manos me tomaron del pelo con frenesí,
    después con una calma la nueva entrega de tu castidad
    te dejabas seducir por ese deseo ardiente
    por la posición en que yo te tenía,
    te adoptaste a la pose y en tus lindos ojos verdes
    reflejaron la pasión de un éxtasis de amor.

    Al poco rato, ya vestidos, caminabamos por el empedrado,
    el encanto de nuestro amor lo reafirmamos con cumplidos halagadores.

    Desde la cima de aquel cerro el mundo se veía diferente,
    nos deciamos palabras nuevas y hermosas
    que agradaban los sentimientos, palabras que salían del corazón,
    Tu sonrisa era tan placetera como las palabras que me decías.

    Bajo la experiencia obtenida estabamos encantados de amor,
    y todo gracias a nuestra mutua determinación,
    me haces muy feliz al decirme que soy el hombre de tu vida,
    era lo que tu soñabas,
    Bueno, de igual manera tu eres la mujer de mi vida,
    y la que por mucho tiempo he venido soñando también.

    Después nos sentamos en la planicie de una gran roca,
    y con la tranquilidad de la noche, conteplamos una brillante
    y notable estrella al oriente.

    ¡Qué priviligiados nos sentíamos!,
    Tu y yo solo en aquel lugar tomados de la mano,
    comentabamos que nunca antes nos conocimos,
    ésta era la primera vez que saliamos,
    no sabiamos nada uno del otro, pero desde que nos vimos,
    sabíamos que seríamos una pareja admirable,
    compartiremos la esperanza y jamás dudaremos,
    aceptaremos desafíos y sacrificios para concervar nuestro amor.

    Y volviendo hacer el amor al aire libre
    aquella brillante estrella ubicada al oriente
    se reflejó en tus lindos ojos verdes, y con ardiente entuciasmo
    tu me entregabas el dulce eslendor de tus 21 años
    acompañados con tu virginidad y amor.


    Escribe: José Luis Garay

    PROPERMEX
    POPROMOTOR PERIODISTA MEXICANO



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