El umbral de mis cojones

El umbral de mis cojones

En blanco como la línea del drogata
me encuentro y si te encuentro más me pierdo,
tiré mi corazón a la fogata
y ardía el muy cabrón, destino cerdo.

Bebí por cada uno de nosotros
asumiendo las resacas venideras,
quedaron el después, cristales rotos,
y tu espalda atascando cremalleras.

Pagué la cuenta y al reverso en la factura
dispuse los versos humillantes,
aquéllos que versaron tu hermosura,
aquéllos que rimaban con amantes.

Robé el perfume de las flores
con espinas asesinas de las rosas,
intenté curar mi mal de amores
siendo el hijo de todas mis esposas.

Mis labios quedaron por pupilas
mis ojos gritaron como bocas,
la lengua sólo gime con tequila
si el tacto huele lo que nunca toca.

Agosto fue cualquier mes de un jueves
donde el día es tarde a cada hora,
en la orilla de Madrid siempre me llueve
empapando las pestañas de mi ahora.

Respiré a mi alrededor y olía a muerto
tal vez fuera yo, o tú, o cualquiera,
seguí soñando para andar despierto,
mañana tal vez sea primavera.

Recen por mí todo lo que no sepan,
insulten enemigos y canciones,
las uñas de las gatas siempre trepan
arañando el umbral de mis cojones.

Rubén Anyolini.

 

La pluma siempre rima con cojones
si la hora de rimar se me retrasa,
serventesio no,mejor canciones,
canción de autor o andar por casa.