El último adiós.

Una ventana hacia el mar me muestra
alegría, tristeza ira y odio.
Envidia y amor, por dentro de la cortina
a la propia envidia y amor del mundo.
Sumirse en lo mundano, en lo vano
para sentir como el que ansia vivir,
Astronauta por haber sufrido el mundo
Payaso para reírse en la cara de la desgracia
Abogado atorado en su mano de justicia
mil y una vidas que vivir
pero ninguna que me de vida a mi.

Buscar y rebuscar errado
algo que le falte carne
abrir los ojos, contemplar
y ver mármol andante
que desilusión más menguante...

Y me contradigo y digo:
-Hallaré semejante abstracto en lo mundano-
y en lo mundano pierdo lo abstracto,
caigo mas hondo en la desilusión
y casi sin ideas, esclavo, del viento me levanto
enfurecido, extasiado, para del cuello azotarlo
y zarandearle y hostigarle, hasta al fin odiarle.
Ah! que harto de dar vida a un cadáver quejumbroso,
como quien grita al mar maldiciendo sus mareas,
hago surcos sin mella, y más castillos de arena.

Un momento turbio que se escapa
y un recuerdo martilleando los cristales:

"Caminante no hay camino
sino estelas en la mar"

 

Excelentes versos en una sobresaliente composición magnífica.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.