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El tintero escarlata

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Nýcolas, 28 de Febrero de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 444

  1. Nýcolas

    Nýcolas Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    26 de Febrero de 2012
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    Si te arranco una sonrisa, ¿cuánta sangre se derrama?
    Si te dibujo una sonrisa, ¿no se estropearán tus labios?
    Ten toma mi sangre y mantenme vivo,
    Ten mis manos cuando se desprendan de mis brazos,
    Toma, ten mi rostro y dibújalo en el cosmos,
    ¿Quieres que te bese como a Venus antes de dormir?
    Ten toma mi sangre pero mantenme vivo,
    Toma mi piel pero mantenme limpio,
    Acaricia mi alma, y cuando nadie nos ve
    Posa tus pies sobre mi cuerpo y mantenme sucio.
    Ten toma mis palmas pero mantenme desnudo,
    Tendido sobre el lecho jugando con las sábanas.
    ¿Quieres también mis ojos oscuros como la noche
    y también penetrantes como una estaca de ébano?
    Sin embargo dices que no puedes ver entre tanta noche
    Pues oye, te digo, como un murciélago se guía por la música.
    Mira entre las penumbras como una lechuza
    Que distingue los pálidos y tenues rayos de la Luna.
    ¿Por qué vuelo estando anclado en tierra firme?
    Toma ten mi alma también y mi consciencia
    Y déjame con mi cuerpo, fértil y desnudo, latente.
    Oh, ¿qué puede complacer a este demonio, te preguntas?
    Ninguna lágrima de ternura viva, mujer;
    Sácate la ropa y batallemos en las trincheras de algodón.
    Sentirte sentir sentirnos, la armonía del universo
    En la palma de mi cerebro como un estimulante de galaxias.
    ¿Fijarte qué me haces qué me pides qué me quitas?
    Puedes hacerme el amor, pedirme que gima,
    y quitarme unos suspiros. Soy todo carne.
    «¿Acaso no ves que yo tengo aún vedada mi piel?
    «¿Y mis ojos, ya de tan oscuros no me dejan ver?»
    Y repetí con otras palabras: ¿mis ojos?
    Mis ojos son negros como la noche más terrible,
    De ébano, he dicho, como los árboles que talan
    Para que los escritores ejerzan su espantoso oficio.
    Mi piel es de un mármol profanado,
    Tez translúcida mas no pálida, clara mas no blanca;
    Como la espalda del desierto en el pensamiento
    De algún sueño dormilón. Mientras que, tu piel...
    ¿Quisiera ser besada por mí?, ¿quisiera que mis manos,
    Llenas del fango del Edén, la recorran develando
    Sus más íntimos secretos?, ay mujer te acariciaría todo...
    Tus ojos, son la cofradía de los deseos.
    «Por eso mis ojos no me dejan ver,
    «Me nublas la vista con tu oscuridad. Ébano y marfil,
    «Aprender a tocar el piano no me vendría mal...
    «Creo que los besos son estrellas que se encienden
    «Al contacto de otra estrella... Después se vuelven polvo,
    «Para enamorar. Que las caricias son los suspiros del mar
    «Enloqueciendo a la arena, y entre caracolas se dejan escuchar...
    «¿Cuánto durara la vida de unos ojos encendidos
    «y por qué siempre al sentir alguna emoción cambian el tono?
    Dulce, no tienes que intentar ver entre las tinieblas,
    Usa tus oídos, como te he dicho, para escuchar la música
    En las noches de nieblas. ¡Danza bajo las estrellas!
    «¿Cómo escuchar el canto de una sirena, que no es sirena?
    «Y si ese inmenso mar de... Bellas pesadillas, sólo me acercara
    «Aún más a la orilla... ¿Acaso tú sabes enamorar?
    «Esta noche el mar sólo quiere devorar...
    No, no sé hacer esas cosas. El mar..., oh tú, ¡devórame!...
    «David, eres un poema maravilloso... Tu nombre... Del hebreo,
    «Amado o querido. ¿Seré acaso tu Goliat? Disculpa,
    «Me quedé dormida en un nubarrón con forma de abejorro.
    La transducción de mis epifanías de ensueño
    Me hacen delirar en la vigilia; hoy sólo he dormido tres horas.
    Preciosa, ¿acaso dices que te cortaré la cabeza?, ¡ay, rosas!
    Y un silencio profundo me arrebató de las nubes torrenciales,
    Que aunque grises tan llenas de tristeza, de lágrimas...
    Perlitas que de ellas crecen flores en el frío pavimento,
    Cada tanto, como cuando una estrella fugaz deja su impronta
    En la retina del alma de algún eremita desdichado.
    Pues así como de un día para el otro muere y nace el sol,
    nadie se hace maldecido un condenado en un paso,
    sólo es necesario presionar la herida, hundir el estilete,
    hacer llorar el corazón..., cual el iluminado que se ha devenido
    tras su propia expugnación impía,
    bajo la sombra de unos aterciopelados pétalos gigantes.
    No puedo morir, esa es mi tragedia.
    Pero esta tragedia tiene fin, ese es mi consuelo.
    Mi voluntad es sacra pero mis alas no funcionan,
    compréndeme: ¿qué haría, entonces, un querubín
    con sus alas quebradas y arrojado a la vileza del destierro?
    ¿Sollozar, lamentarse, gritar?, ¿soñar, anhelar, o vagar?...
    Arrancarse las plumas para escribir con la sangre de la herida.
     
    #1

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