El secreto lo saben los pingüinos

Se supone que ahora tendría que escribir un poema
(o por lo menos algo que sonara poético)

¿Qué tal si escribo: "mañana temprano empiezo a trabajar
vendiendo pescado en el mercado"?

O canto:
"un elefante se columpiaba
sobre la tela de una araña"

¿Que tal si escupo al cielo, leo un libro de cocina,
me tomo una aspirina para el dolor de cabeza,
y vuelvo la cara hacia arriba
para pescar mi escupitajo con la boca
antes de que caiga al suelo?

Los renglones están en blanco
y existen miles de palabras que podría escribir
(asno, bruja, cometa, dado, elixir)

Y millones de frases que podría formar con esas palabras
(la cantidad de escritura que la humanidad ha escrito
desde que empezó a escribir
equivale a un grano de arena
en la inmensa playa de lo todavía no escrito)

¿En que criterio se puede uno basar
para obtener la certeza de lo poético?

¿Alguien sabe cómo distinguir de forma clara
entre la Poesía y los balbuceos de un recién nacido?

¿Alguien conoce exactamente dónde queda
la frontera entre Poesía y Sinsentido?

¿o entre Poesía y suicidarse al atardecer
tomando Champaña y leyendo a Neruda?

¿o entre Poesía y ver por CNN
las torres gemelas desplomándose en vivo?

¿Hay algún Gran Poeta Iluminado
en el Tibet o en alguna cueva de la Antártida
viendo caer la lluvia en este momento?

¿Conoce acaso dicho Sobrenatural Ser
la Verdad Eterna subyacente a la Poesía?

¿Le sobrevienen erecciones alguna vez
allá en su recóndita morada?

¿Coge con los pingüinos?

¿No seré yo mismo, tal vez (nunca se sabe),
el Gran Poeta Eterno y Verdadero
que por fin descubrió la Gran Farsa?

Así es, queridos hermanos poetas

Su viejo secreto corre peligro

Aquí lo tengo
(entre la servilleta y el platito con aceitunas)

¡Es algo tan patéticamente insignificante!

¡Una cosita despreciable!

¿Cómo es posible que nadie lo viera antes?

(Después de haber visto en lo que consiste
a nadie le volveré a decir que soy poeta)


En fin, no teman

Sólo soy ave de paso

Me divierto donde quiera que voy

Arrojaré su secretito por encima de mi hombro

Le daré un buen trago a mi whisky

Y le pediré al barman que me hable
de su última conquista

 

Escribir poesía no es obligación.

De ser así, es posible que se vea cómo un agente externo que nos seduce y encamina a sus brazos, como una estupidez desconocida para el que quiere descargarse. Es en esa estupidez donde se mea.

Tal vez, es un torpe afán por polemizar. Tal vez no.

Sabe qué, admiro su fuerza y aquel inconformismo con lo establecido; admiro que se atreva, cuando no sabe la respuesta, a dudar de la pregunta; admiro que sea frentero y se muestre al primer "totazo"...

Yo, simplemente, admiro

-es sólo una opinión-