EL primer sacerdote del fuego

Cambiar tu cuerpo
por versos
para leerte siempre.
Anónimo
Siglo XV​

Otra vez el sueño enterrado
en el velo
en el sistema consciente
de tu carne que brinda
como un traje de luz
en las sombras.

Ya sueño ​

o tal vez me arrastro
como un grito definitivo
en la mansedumbre de los días/
Ojo puesto en la orilla
para que el Sol ancle
todas sus estaciones.
Y tú
entregada y suelta
como un dardo que habita
un árbol
en un campo lleno de mí
donde el tiempo
se aleja
como nube de pólvora
para no herirte
dejándome
como una bestia que descansa
de su presa/
vieja enseñanza del abanico
sobre la nubil mejia /
Y al fin te acomodo
en esa materia que será lirio
y observarte
como una lejanía
que no quiere esconderse.

 

El sentir es espacio.
me ha gustado
saludos poeta.

 

Muy amable Nudo.Saludos cordiales

 

buen poema!

 

Muy amable Gustavo. Siempre generoso Saludos cordiales.