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El piropo en la mujer

Tema en 'Clásica no competitiva (sin premios)' comenzado por F. CABALLERO SÁNCHEZ, 16 de Octubre de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 387

  1. F. CABALLERO SÁNCHEZ

    F. CABALLERO SÁNCHEZ Poeta recién llegado

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    11 de Enero de 2014
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    El piropo en la mujer



    Toda mujer merece, indiscutiblemente,

    al menos, en su vida, soltera o casada,

    el ser sólo mujer; que a sus oídos llegue,

    la voz de algún varón que pudiera halagarla

    con un simple piropo de los más inocentes.

    Los hechos de esta historia son hechos que me embargan

    por su ternura hermosa, por lo que sé que tiene

    en algunas mujeres de ofensa desgraciada

    comparando su cuerpo con las otras mujeres

    si, al mirarse en el río, aprecia que su estampa

    no reflejan las aguas ningún cisne existente

    entre patos que nadan… por no verse agraciada

    como cualquier criatura, que en su sexo es frecuente.

    Toda mujer merece, un piropo “por guapa”

    que le vibre por dentro el alma que ella tiene.

    Y al hilo de esta idea propongo esta estampa

    de una joven que vi… en la campiña verde:


    La aurora abrió sus puertas, el campo deslumbraba,

    la siembra era salvaje de margaritas leves

    con gotas de amapolas de sangrante escarlata.

    La lluvia generosa fue dulce aquel septiembre.

    Tan sólo los olivos, con sus verdosas manchas,

    completaban felices el bucólico ambiente.

    Con risas de las jóvenes se extendían las mantas

    en las que lloverían las aceitunas verdes,

    que los fornidos mozos bajarían con varas.

    Embromábanse todos, con humor evidente

    llenando la campiña de prontas carcajadas.

    Todos ríen o cantan o protestan, a veces.

    Y todos recolectan la aceituna enramada

    entre cantos y risas, entre burlas y preces,

    entre tacos y quejas, entre charlas y chanzas.

    Tan sólo una de aquellas mozuelas se mantiene

    sin mostrar entusiasmo con la alegre jarana:

    realiza su trabajo centrada, indiferente,

    sin mostrar la alegría de las otras zagalas,

    no grita ni hace gestos más o menos alegres;

    recoge la aceituna diligente y callada,

    sin mezclarse en las bromas que las otras sostienen.

    Diría que era triste, quien pudiera observarla:

    Su cuerpo no era esbelto, sus ojitos parecen

    de mirada algo simple… y era poco agraciada.

    Un día la encontré detenida en la fuente

    mientras llenaba el cántaro. Yo llevaba mi jaca

    para que allí abrevara. Del ramo de claveles

    que en el cerón llevaba, para mi madre, en casa,

    le di uno a la joven prendiéndolo en su frente

    diciéndole tan sólo que estaba así más guapa.

    Desde entonces la veo, en el balcón que tiene,

    sentada, por las tardes, perdida la mirada…

    la sonrisa en los labios y un clavel… en sus sienes.



    Málaga, septiembre 2014
     
    #1
  2. Ricardo Linares

    Ricardo Linares Invitado

    Por ciertas circunstancias del destino
    las letras han quedado desdeñadas,
    lo lógico que fueran comentadas
    y puedan ver la luz en el camino.

    Las subo por respeto que merecen
    y doy la enhorabuena por la obra,
    quitándole ese cero que le sobra
    a ver si en el portal las letras crecen.



    Un placer visitar tu poesía,
    mi respeto con toda cortesía.


    Ricardo Linares
    Equipo de Moderación de Mundopoesía.com
     
    #2

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