El pájaro que hizo la lluvia

Un pájaro enamorado vivía pleno su verano
lucia sus mañanas ante su amada, mientras
le cantaba.

No era su voz, ¡no¡, era su intensión y su
postura, eran sus ojos, era la
certeza del calido nido.

Hermoso trino, para el oído, para ella.

De miles, ellos dos, con su universo creado
en una sola rama, como reino la copa
del árbol, como reina
ella, su amada.

Y él, mendigo rey, a sus pies cada mañana y
soñando, aún cuando despierto
le cantaba…


notas que escribía en las hojas.


Sin más mundo que su rama, sin mas
destino que sus brazos.

Si venia el viento, ¡se lo regalaba¡, si venia, el sol
se lo dedicaba, si venia la luna, se la
entregaba aún estando dormida.

Pero ella quería lluvia y de eso en el verano
violento que vivía , no había.

Pasaba los días, rezando al Dios de los pájaros
para que su amor fuera perfecto, su
amada lluvia quería y ¡ no había¡.

Si de lagrimas pudiera crearla, ¡Dios¡, lo haría.

¿ no basta acaso la belleza de estos campos?
¿ no basta todo el azul que nos brindas?

¿No basta mi rama, mi reina y su rey.?

No, no basta.
Como lluvia no había, le trinaba cantos tormentosos
le inventaba sueños donde ambos danzaban
en medio de lluvias astrales,
bañados en el polvo de las mismas estrellas…



Ella besaba cariñosamente su mejilla, caprichosa,
enamorada, solo sueños amor mío
le decía, solo sueños.

Yo quiero verla, sentirla, vivirla a tu lado…

Y lucia su plumaje dorado y se perdía coqueta entre
las hojas del reino imperfecto.

Lleno de amor el pecho , se quedaba. Entrecortado el trino y
con la tristeza atorada en la garganta.

Que oscura, esta mañana, mas oscura que las
noches del invierno, cuando yo la esperaba.

Una mañana, decidido dijo, si lluvia no había
la crearía, ¡si¡. Si de esta forma nacen
los ríos y nacen los lagos, hasta los
mares, no ha de ser tan difícil
para mi.

Gota a gota, la juntare, y creare la
lluvia para verla sonreír.

Laborioso y amoroso, miles de gotas, miles de días.
Solo la promesa de su sonrisa aplacaba el
dolor y el cansancio.

El verano terminado.

Si de lagrimas pudiera crearla, ¡Dios¡, lo haría.

¿ no basta acaso la belleza de estos campos?
¿ no basta todo el azul que nos brindas?

¿No basta mi rama, mi reina y su rey.?

“No, no basta.”

Seguía resonando, la sentencia de su amada.
Solo sueños, amor mío, solo sueños.


El Dios de los pájaros, distraído en otros trinos
se mostraba ausente.

Míralo solo ir de aquí para allá, desde el lago
cercano a su fuente
de lluvia, a la sonrisa
de la amada.

Solo por eso cada jornada.

Dios ausente.

El tiempo no se detiene, las lluvias de otoño ya
Vienen.

Cuando el animo reviene , nada te detiene.

Solo una gota más, solo una más y podré danzar
sobre el agua y regalar lluvia a mi amada.

No es justo , no es justo


Las lluvias de otoño , no dejaron ni un rastro de
la fuente de lluvia y tampoco rastros de ella.

Manifiesta la tormenta se llevaba , los sueños, la
Sonrisa y el nido descuidado.

No quedo rastro del reino, ni perfecto ni imperfecto.

Sin reina, sin rama, solo con hojas verdes llenas
de gotas de agua.

Con la lluvia del estío, con la lluvia de la sonrisa
Con las gotas de rocio.

Y ¡ ella¡ con el pájaro fastuoso, dueño de una cornisa
llena de agua estancada y que llovía cuando
ella quería.
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Hermoso, simpático, bello, muy lindo.