El niño

Tras ventanas cerradas, observa al niño llorando en triste,
al tacto con la lluvia, se comunica con aquellas lágrimas,
le pide al cielo secar al viento,
pero no es posible, el niño está mojado.

¿Puede su orgullo rendirse a la conciencia?
¿Es posible sonreir, a estas alturas?

El niño sigue, sigue a su sombra temblar,
mientras que el, tras ventanas toma café,
se alejan aquellos pasos devorados por la lluvia,
su ropa del niño no hay color, perdió hasta el sol.

En medio del montón desaparece el niño,
mientras que el, a dormir va sin despedir,
el sueño parece invadirlo,
pero el recuerdo del niño, parte al sueño y lo despedaza.

Cansado ya, regresa a la ventana,
la sombra del niño se asoma,
la sombra, le quita un suspiro, una lágrima y una mirada fría,
una mirada fría, que le cuestiona su incosciente actuar.

Llega a la conclusión, que su dormir,
no es más que ojos ciegos a la realidad,
y esa necia ceguedad, le quito mucho tiempo donde pudo ser alguien.

Pero al fin despertó.

 

hola ROSA,excelente poema,es muytriste,un abrazofuerte

 

Gracias amiga por decir, exelente poema, me animas.
otro abrazo para ti