El cuadro.

He arrojado mi sangre que ya no sirve,
​

la ceniza es el recuerdo que más incendia.


En el puerto los barcos pasan suave la frontera
como peces en la corriente
hacia un horizonte tranquilo.

Es el rumor de nosotros
todavía envuelto en estos árboles
de realidad y locura.

Me ofrezco voluntario
de llevar las palabras por el viento
hasta arrojarlas en la hoguera clandestina
que calienta nuestro sueños.


​

En este lugar en blanco y negro
como un ajedrez
donde la utopía ahora
ha vertido su color.


Con el tiempo iremos completando
este laborioso paisaje.
Al final,será una ficha
lo que haga que todo encaje.

Mientras sigamos jugando
por el camino.
...
​

 

muy bien, me ha gustado su poema

un abrazo fuerte

 

Gracias por su paso,un placer....
saludos ray