El control

No quiero volver, no puedo volver,
no debo retornar… a ti.
Te tuve por última vez en una noche lesa,
nos obtuvimos y nos amamos hasta que las
obligaciones cotidianas nos vencieron.
Ni siquiera le hago mérito al placer o satisfacción que entregaste,
porque con nosotros siempre fue más que eso,
nos dimos, nos vimos, nos entregamos,
aunque estaba tan reacia a eso en mi mente,
no alzancé a decirle a mi cerebro que se auto controlara.

La noche que te fuiste, me dejaste renovada, sin culpas,
pero con pequeñas ansias de cumplir tu sueño,
aquel que hace tiempo abandonó mi subconsciente,
por miles de motivos y factores.
Te dije que los susurros iban a ser los últimos,
que los tomaras como una grata despedida,
tú accediste y viniste a mí como siempre,
no te importaron muchas cosas o deberes.
Fuimos de nosotros como antes, te sentí como nuestro pasado…
lograste ser el de siempre, te abrazaba y tú besabas mis manos,
tal cual lo hacíamos antes.

Te dije que tratáramos de continuar,
pero al final tú vas queriendo más,
pero soy yo la que te llamo y busco,
tú sólo te dejas y te conviertes en alguien frio,
en persona no lo eres en ningún sentido,
sé que usas escudos, no quieres volver a sentir ni pensar
que podríamos darnos otra oportunidad,
porque siempre he sido yo la que deserta primero,
la que se va, la que escapa… tratando de evitarme dolorosas circunstancias,
pero tú aún tienes fe en que en un par de años más podríamos llegar a existir
lo que dejamos de ser, lo que deberíamos haber continuado,
pero amor de mi vida, yo ya no tengo ese sueño,
porque te quería mío, dejaste de serlo hace mucho tiempo,
te anhelaba sin rastros de nadie más,
mucho menos con vestigios hechos carne y hueso,
porque el error lo debiste haber hecho conmigo no con nadie más,
no puedo compartirte ni siquiera con una pequeña personita.

Las albas son traicioneras, me hacen llamarte,
y tú no siempre contestas, mi mente amplía y
materializa muchas explicaciones,
entonces noto de verdad como es que la confianza hacia ti,
se fue al carajo y no podría vivir así,
así que, nos convertimos en prófugos de un crimen,
que ahora es penado, nuestro amor escondido e imposible,
Para ti no, pero al menos lo es para mí.

Dijiste que lentamente vas arreglando tu vida,
pero no entiendo porque no lo haces de una vez,
Como lo hice yo y tengo tantos alivios,
sin importar que sean nebulosos y solitarios.
Sentirse orgulloso de decisiones, de actos y
poder enfrentar tantas cosas,
personas que día a día, nos manipula, para sólo estar cerca.
Es tan difícil esta vida, pero yo decidí hacerla fácil,
me costó caro y me costó casi mi vida,
no hay ni un segundo en todo el día,
que me arrepienta de ello, es lo único que hecho bien en demasiado tiempo.
Ahora sólo estoy esperando que arregles la tuya,
si bien pareciese una vía infinita, esperándote, aguardando...
que me demuestras al fin, que creciste.