El amor

Surgió de entre el infinito y la nada,
era una brillante estela sin movimientos
desplegada entre sentimientos y fruición,
la tosquedad de mi realidad se rindió a sus colores y luz.

El verdugo de mi corazón azoto mil veces su látigo,
necesitaba la libertad se saberse dueño de los pensamientos
y empleo su vulgar y bruta astucia,
recorriendo un limitado laberinto entre cárceles de bonanzas.

El ciclo de mi infelicidad llegaba a su fin,
esa estela flagelaba sin piedad al sayón
que alguna vez veto mi mirada al resplandor del renacimiento
y ahora yace allí, desidioso sin camino a labrar en mi.

Sonríe mi vida con la nueva adquisición,
que agradece con prestancia y sin yelmo
la tórrida ternura que fluye entre
serenatas esculpidas al son del amor.

Rindamos culto los amantes a esa estela multicolor
avituallemos nuestros pensamientos en verde esmeralda,
no dejemos gozar al verdugo entre su clamor
se saberse dueño de abismos sin fin en nuestro ser.