El agua que te baña

Al ver el agua correr en tu piel
ante mis sentidos se convierte en miel,
puedo sentir su satisfacción
al pasear en tu cuerpo sin restricción...

Crea una cortina de neblina
recelosa te quiere solo para ella,
no agradece, se vuelve mezquina
fingiendo ser una doncella
con ternura y adoración
te desviste de cualquier tensión...

¡Descarada! No aprende cada día
que tu piel sigue siendo mía...
invado sus aires de amante
me abrazo a ti, toda dominante...

Se vuelve humilde ante la ofrenda
que tu cuerpo me expone...
tu erguido deseo le quita la venda
ella nunca será quien te encienda...

Sumisa una vez más es testigo
y se reconcilia un día más conmigo...
Se convierte en mi fiel aliada
nos cubre y permanece callada...

Contempla nuestros cuerpos
ardiendo bajo su abrigo...
Prudente ya, no se atreve
a cruzar más allá de entre nuestros hombligos...

Sonrojada por nuestros gemidos
danza con nuestros latidos,
satisfecha bajo mi castigo
se conforma con ser nuestra testigo...

Nos oye culminar la entrega
como volcanes nos considera,
ya la soberbia no la ciega
y con complicidad cada día nos espera...

 

Madre mía, pequeña Anie, cómo lo has puesto todo.
Estoy nadando, en el agua, ¡ Por Dios !
Qué gran poema. Casi puedo bucear, en él.

 

Espero que te haya sentado bien el chapuzon mi terrible Nonmo... Je je, un abrazo

 

Romanticismo y sensualidad desbordan en tu poema, un placer leerte, un abrazo afectuoso y mis cariños sinceros, saludos poeta.

 

Muchas gracias mi querido Jalvarez como siempre por tu grata visita...Un abrazo