Dulce amor, ¡perdóname!

DULCE AMOR, PERDONAME!
1! parte
Perdóname mujer hermosa, mis caídas y mis huidas
Mis infidelidades, de mirada de rabia y de alevosía
Las distancias y las pocas alegrías que te robé, fallidas
Mi cielo está nublado, esperando tu perdón, dulce amor, mi adorable compañía
Perdóname mujer querida, tus desilusiones y algunas penurias
Las lágrimas que derramaste, por herir las palpitaciones de tu corazón
Mujer de mis pasiones, espero que algún día me perdones todas las injurias
Y el cielo, apacigüe la tormenta que te he dejado y calme tu desazón
Mi adorado amor, perdóname los sufrimientos y tus angustias
Las ofensas y ese egoísmo macabro, que acabó con tu ilusión
El silencio que arrasó mi orgullo, perdiéndote, como un vagabundo
Perdóname las desdichas, que en mala hora, te causé sin contemplación
Con el rompimiento de nuestros corazones, huyeron las alegrías
Mi alma huyó presurosa, melancólica, vagando sin melodías
Sin piedad, la pena me avasalla, perdido de habladurías
Las tardes se tornan grises, del verano, el calor, que me avasalla
Sus amores los llevo presente, anhelando tus encantos
Nadie me seduce ni me arrebata, de sus quereres ya no aguanto
Tus suspiros hondos, son delirios, que tu sombra me arrebata
Son tus pensamientos, que me entristecen al no oír, tu bella serenata
Tus ensueños mi querida mujer, son mis nostalgias
Que las olas del mar llevan y traen, de sus arenas las distancias
Quisiera esparcirlas y que el viento te lleve mi arrepentimiento
Y que mi soledad, sea cruzada con la brisa fresca de tu morada
He recapacitado, de aquel amor hermoso, que dejé a la vera del camino
He resuelto combatir y luchar por el idilio de ese precioso tesoro
El cuerpo se lamenta de mis andanzas, de ensueños de peregrino
Soberana de mis amparos, doblégame sin armas, con besos, sin enojos, que decoro
Tiemblan las rosas de mis rosales, esparciendo sus aromas
El viento sopla, de los árboles, ondean la hojarasca seca
La mansión de nuestro idilio de amor, pareciera desierta
Quisiera iluminarla con tu perdón y que brille la pasión, despierta
Quiero mi adorada mujer, llegar al portal de tu enramada
Avisarle que estoy aquí, con piedrecitas que se alojen por tu ventana
Esperar romper el llanto y con gritos, se desahogue mi garganta
Con ansiedad el caminar pausado, con tu enagua blanca
2°parte
Pedirte de rodillas, perdóname querida, con el lienzo de mi alma
Desfallecer en tus caricias y que el sollozo cubra nuestras heridas
Que la luna sea testigo de nuestra cabalgadura sin bridas
Que la noche sea nuestra, desbordando mares de pasiones, represadas
Quiero añorarte y sentirte arrullada entre mis brazos
Como tormenta que arrasa emociones furtivas
Desbocar aquella calma que estuvo perdida y dormida
Escalar tus montañas y de tus volcanes, pasión de fuego, en tus miradas
Ayer cubrías con delirios mis penas y dolores
Hoy quisiera que me regaras de tus aromas, todos mis pesares
Tus delicias las convirtiera en sonrisas de besos, que por ti daría
Las caricias, en fulgores de emociones, de nuestros cuerpos, en sudores
Quisiera ser de tu cuerpo, mi sombra y tu vestido se arrugara
Acariciar tus entrañas, con furia de diosa coronada
Arder en pasión de fuego, que aprieta los gritos del silencio
Mirando al cielo de estrellas furtivas que iluminan, las emociones, de nuestro encuentro
Mi diosa mujer, la dulzura de tus aromas, es el deseo que me arrebata
Amaré tu esencia, que embriaga al compás del deseo
Brindemos por nuestro reencuentro, con ansias de fogata inmediata
Los suspiros no dan tregua, la emoción de tus entrañas, quebradas, me matan
Quisiera besarte, hasta que nuestros labios, surquen sangre de fuego
Esperando que el alba, seque los cuerpos húmedos sedientos
Amparo de mis noches furtivas y de palpitar de mis alegrías
Dormir en tu regazo y que la reconciliación, se selle, con un sonado beso
No sé cómo darte las gracias por tu perdón y por nuestros deseos
Quiero mirar en tus pupilas, el vaivén de mi súplica, en tus brazos
Recorrer tus lindos senderos, de tus laderas, en preciosos encantos
Que nuestros bosques se junten, hasta llegar el ocaso
Quedarnos por siempre saciados sin interrupciones, la vida, el hilo de tu regazo
Cada día que pasa, el sol ilumina un té quiero
La noche iluminada de luna, resplandece en ti, un lucero
El soñar contigo, abraza nuestros cuerpos de amanecer ligero
Eres dueña de mis pasiones y del querer, de mis deseos
Mujer de mi corazón, enséñame a amar, te mando un beso muy sincero
Un legado y un té quiero, pero desde la distancia, creo que no puedo
Si me das una nueva oportunidad, seremos felices, de mi único amor verdadero
Espero pronto tu respuesta o de lo contrario yo me muero!
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga, enero 19-2016

 

Excelencia en la calidad maravillosa de la creación, tarea sobresaliente.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.