Día de ira

Me hiciste sentir poca
en un segundo de información tardía.
Mientras me retorcía por repetir la misma novela,
mostrandote al mismo tiempo una gran sonrisa.
La situación me hizo sentir disminuida y banal.

Repleta de giros sin retornos hacia
las interrogantes de tu asombrosa facultad
de separar las cosas sin arrepetimientos.
Intentaba meterme en tu cabeza y quedaba peor,
me daban ganas de salir corriendo como una lunática.

Tú inventas un gran muro de indiferencia,
con ladrillos construidos cien por ciento para tu conveniencia.
Me tratas de múltiples formas,
desde una calurosa amiga y/o amante,
hasta tu pareja ideal.

La tarde de ayer fue iracunda,
en mi cabeza gritaba,
¡Otra vez lo mismo!
La segunda opción de todos,
prioridad de nadie.

Quiero salir, quiero escapar de esto,
quiero finiquitar todo el coraje,
sin decepciones o ilusiones,
quiero despertar sin tener que sentirme
como una omisión más.

Ahora pretendemos y al mismo tiempo
creamos un mundo de nosotros,
el cual nos impulsó en conjunto de los mismos factores,
como soledad, tu desdén,
mi abulia crónica, comodidad, y muchas, muchas risas.

Ahora somos uno, sólo por este tiempo,
simulando y agradeciendo la compañía y el soporte...
hasta cuando te devuelva en brazos de otra para variar.