Después de dejarte en la estación...

Después de la estación abrí la puerta
y nuestro presente seguía respirando,
la imagen de la cama,sola y desierta,
me gritó nuestro nunca y nuestro cuando.

Tras la ventana los niños envejecían
y dejaron su infancia por oposiciones
y la muerte y la duda acudían
al sofá de las vanas intenciones.

Los discos,los libros,los poetas,
versaron los versos más tristes,
tiñiéronse en negritas bellas letras
que anteayer sabían quien me fuiste.

Llegaron los vecinos e intuyeron
a través de mi mirada mis presagios,
les eche a patadas y se fueron
me dejaron solitario en mis naufragios.

Rompí tus fotos con nosotros,hoy vacíos,
llore a raudales desbordando golfos vasos,
sudé y temí y me hundí en los ríos
que desbocan en la boca del fracaso.

Las goteras del colchón no se secaron,
quise gritar y salió tu nombre,
y mis cuerdas vocales desfloraron
la voz de un niño hecha hombre.

Poco más,esqueleto y funerario,
llegaron los doctores que no sanan,
en tus días quedaron mis diarios,
nunca más llegaron más mañanas.

Rubén Anyolini