Desconsideración

Quiero hacerle unas preguntas
y perdóneme Alejandro,
porque a su matungo
usted le da tan mal trato?
Si es el más noble ayudante
que ha tenido en sus trabajos.

Recuerdo cómo sinchaba
cuando joven,de su carro,
acarreando materiales
cuando empezo a armar el rancho,
y como sudaba el pobre
alla en la quinta labrando.

Cuando llegó con su esposa
del pueblo recién casados,
compartiendo esa alegría
se venía al trote largo,
levantando polvareda
por el camino del pago.

Y cuando la patroncita
llegó al fin de su embarazo,
sintiendo aquella emergencia
en la noche,galopando,
los puso en el hospital
minutos antes del parto.

Cuando al pasar frente a casa
la tarde que fue a buscarlos,
le vi un aire de ternura
en sus ojos,y en su tranco,
consciente que era precioso
lo que venía sinchando.

Ah...y recuerda aquella vez?
-Debe andar por los dos años-
En que afiebrado su niño
comenzó a ponerse pálido,
digame,que hubiera hecho
sin la voluntad del zaino?

Por todo eso me apena
cuando usted le baja el látigo,
o cuando allá en el boliche
entre puchos,truco y tragos,
le somete a cruel espera
sin agua,sombra ni pasto.

Ya es mejor que cierre el pico
y perdoneme Alejandro;
mas preciento que mi prosa
le ha dejado meditando,
si no sentirán las bestias
lo mismo que los humanos.