De la batalla sacaste a tu tórtola.

Esta palidez que me envuelve,
en estos días de remontada soledad.
Jornadas de espanto,
tardes abortadas,
desechadas por muchos.

Contiendas enfrentadas en mi interior,
intentando desatar conexiones inexistentes que,
ninguna huella dejan.
Esos lazos que me atan sin cuerdas,
que, aunque son parte de la vida
deben ser sepultados.
Lazos de espinas,
disfrazados de seda.
Transparentes como el oxigeno,
mas fuertes como el diamante.

Paginas cargadas de voces sin palabras.
Conciertos de gritos sin sonido.
Puentes de fe,
invisibles en el aire.
Puertas de hormigón,
sin mas herramientas para atravesar que,
las propias manos.
Los huesos se rompen,
se hiere la carne
la sangre hierve
y hasta la piel es molestia.

Decido ahogarme en las cenizas.
Mientras, suena el clavicordio.
Es mi sonata de requiem.
Hoy no tengo cuerpo,
no me pesan los pensamientos,
no me duele el corazón,
puedo acariciar mi alma.
He nacido al mundo real.
Han huido las sombras
un día nuevo apunta.

SHA.

 

Con una desbordante sensibilidad, Lirae, nos introduce al mundo de sus elaboradas
imágenes. Imágenes que le dan sustentabilidad a este hermoso poema.
La verdad, un gusto haberla leído.

La saluda un amigo, EL Gitano

 

Ayyy Lirae cuánta melancolía rezuman estos tristes y a la vez esperanzados versos, son muy bellos y sentidos, la propia piel siente esa congoja, ese requien dolorido, pero el maravilloso cierra destierra esas sombras ante la esperanza de un nuevo día... Me ha encantado leerte. Besazos, mi querida amiga, llenos de cariño y de admiración....muááááaackssss...

 

A pesar de tu lúgubre versar, tengo la firme esperanza que, el sonido de ese clavicordio quedará ahogado, no por tus cenizas sino, por tus versos de otoño macilento, tornado en primavera no vivida. No es una sonata de requiem la que a mis oídos llega sino, el cantar de la tórtola y los mirlos, envueltos en los alisios que acarician la piel.
Un fuerte abrazo, Lirae.

 

Y a mí que parece el sonido del clave alegre...De tu excelente poema, en el anterior que te leí también, después de un panorama desolador descrito claramente en cada verso donde hasta la piel duele en los versos finales surge alguien que parece deshacerse de todo para, huidas las sombras, entrar en el nuevo día decididamente. Eso es lo que me fascina de tus poemas. En el anterior, en ese parirte a ti misma estaba también lo que digo. Me parece que, como decían unos versos que leí tú no viniste a la vida sino a amarla.
Seguiremos nuestra tertukia, mi buena amiga.
Te abrazo con todo mi cariño.
Salva.

 

Es curioso todo lo que puedes brindarnos de esas voces sin palabras, se podría decir que también has sacado tu tórtola en este poema.
Sigue en el mundo real amiga y si vuelven las sombras camina hacia la luz.

Plácido de leerte, un beso.